Capitulo 14: Mano negra.

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— ¡Tu! ¡N-no sabes nada! — Balkan, siendo apretado por serpientes y mordido por gusanos, inmovilizado.

— No tengo necesidad de ahondar más en tu historia, mataste al ser que más quise en mi vida. — Lampiño echaría un vistazo a la situación de Kaban y Nando — Y veo que no soy la única víctima de tu maldad.

Una vez más, los actos de Balkan le trajeron consecuencias, habiendo sembrado miles de enemigos durante su sangrienta vida, una vez más, la siembra maligna dio frutos vengativos.

— E-estoy harto...

La voz de Balkan se notaba embadurnada en cansancio e ira, del carcaj del soldado de élite, flechas comienzan a flotar y a clavarse en los gusanos y serpientes que lo inmovilizaban. Así, quedar libre y caminar hacia lampiño con la intención de matarlo.

— Sabes, desde que nos conocimos quise matarte, no lo hice por pedido de Zarael. — Balkan, caminando con su mirada fijada en el nuevo intruso.

— No te atrevas a decir su nombre, maldito enfermo.

— No sabes nada, ¡Y no tengo por qué explicarte! — Balkan corre rápidamente para matar a Lampiño.

— No quiero escuchar más nada de ti, solo tus últimos quejidos de dolor.

A media corrida, Balkan se desploma en seco al suelo, siendo consciente de que su cuerpo ya no responde.

¿¡Que, es- ¿¡Que es esto!?

¡N-no puedo moverme!

La cara de Balkan haciendo contacto con la nieve, con una expresión atónita y sus ojos abiertos a más no poder.

— ¿Creíste que sería fácil acabar conmigo?

— ...

— El gusano de tierra de Namibia

¿Que?

— Su saliva, un paralizante total, para así adormecer a sus presas, tu cuerpo está paralizado. Listo para ser devorado, pero yo me tomaré el privilegio de darte fin.

Lampiño, caminaba confiado con una visible tristeza y rabia fusionadas, con un cuchillo en su mano, para por fin darle fin a la maldad que destruye vidas y genera vengadores sin escrúpulos.

— Aunque la gente que te desea la muerte lo consiga, ya no será lo mismo, tu maldad se esparce hasta en los vivos lamentablemente, ni mi vida ni la de ellos será la misma...— Señalaba a Nando, y Kaban.

— ...

— Soy consciente que tu muerte dejará un vacío en mi vida, una falta de convicción. Pero, aun así, no dejaré que más personas terminen como yo, por tu culpa. — Diría apenado Lampiño, verdad adornaba sus poéticas palabras, levantaba su cuchillo con determinación. — Te daré el fin que mereces.

Justo antes de matar a Balkan, Kaban, sorpresivamente lo detendría frenando su brazo para que el cuchillo.

— ¿¡Que haces!? ¡Joven inentendible déjame darle fin a esa pesadilla!

— No... D-déjame hacerlo a mí, así acabará todo, por-por favor. — Con los ojos entrecerrados, con lágrimas asomando, suplicando, él realmente necesitaba darle fin a la vida de su padre.

Nando se levantaría con esfuerzo y dirigiría unas palabras a Kaban, el ambiente parecía llenarse de paz cuando este hombre hablaba, hasta el ruido callaba para dejar que su voz se pasee por el lugar.

LEYENDAS: VENGANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora