Una perdida nunca es fácil de superar, ¿No es así?
Nishimura Riki sabe eso a la perfección, para muy su mala suerte.
Sin embargo, un lindo chico pelirrosa apareció en su vida en los momentos indicados, quien, junto a aquel rubio de hermosos lunares...
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Habían pasado cerca de diez horas, y aquellos cuatro seguían ansiosos por noticias. Hasta que todos recayeron en lo mal que lucía Riki aquella mañana.
No lo decían de modo estético, sino que en general, su rostro lucía pálido y cansado, tenía grandes y muy oscuras ojeras bajo sus párpados que contrarrestaban con lo blanco de su piel. Sus labios también estaban muy rotos y todavía tenía rastro de lágrimas en sus mejillas manchadas de amarillo.
Esto sin contar lo delgado que lucía, habían pasado solo tres días desde el internamiento de Kim, pero el chico ya había perdido las pequeñas mejillas que había logrado formar, devolviéndole la forma puntiaguda a su barbilla, lucía realmente enfermo.
Y cuando la señora Kim lo abrazó, pudo comprobar lo pequeña que era su cintura, alcanzando a sentir un poco de sus huesos.
¿Hace cuanto no comía Riki? Solo lo habían visto tomar café, y eso porque la enfermera a cargo se lo daba, sino, él ni siquiera bajaría a buscar algo. Entonces eso les hizo reaccionar: por cuidar a uno, se les estaba muriendo otro. Metafóricamente hablando, o... ¿No?
- Vayamos a la cafetería, quiero una ensalada. - Empezó Sunghoon, recibiendo la mirada cómplice de la mujer.
- De acuerdo, yo pediré un ramen instantáneo. - Le siguió la corriente, poniendose de pie.
- Aquí los espero, les aviso si sale el doctor. - Riki se vió en la obligación de hablar al sentir todas las miradas sobre él.
- Que lastima, porque tú también vienes. - Y con un suave jalón logró poner de pie a Riki, o al menos despegarlo de la silla, pues el chico estaba tan débil como para luchar por quedarse en el lugar.
Fue por eso que no quiso renegar y terminó siguiendo a Park arrastrando sus pies, los cuales ahora le dolían el doble.
Una vez en la cafetería, él rápidamente fue a conseguir una mesa vacía y espero allí a que ambos terminaran de pedir para regresar a la mesa.
Sin embargo no pudo estar alerta en la espera, entrando pronto en un trance en donde solo se quedó mirando a la nada y esta vez sin pensar en algo en específico, solo... Estaba perdido mirando el sticker de beso pegado en la mesa, de aquellos que salían en las paletas de corazón.
La imagen del sticker fue cambiada por una de un sándwich de tamaño mediano, junto a un jugo de durazno y una manzana.
Riki levantó su mirada hacia el de lunares que le acababa de entregar aquello y que ahora se sentaba a su lado con su propia comida.
- ¿Qué esperas? Alimentate. - Animó Park, acercandole más el sándwich.
- No tengo hambre... - Negó en su lugar, sintiendo un revolver en su estómago, sin saber si era por el asco que le causaba el olor a comida o del efecto de sus tripas al rogarle por el alimento.