Sección privada

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Cuando Eduardo llegó al aparcamiento de la universidad, quería pasar un día tranquilo, no tenía clase, iba a investigar un poco en la sección privada de la biblioteca, cuando estaba allí era como si estuviera en el Observatorio, perdía la noción del tiempo. Entre libros raros y primeras ediciones, se limitaba a leer lo que más le gustaba.

No muy lejos de allí, Julia terminaba su clase de matemáticas, sus alumnos, niños de 12 años, un grupo terrible, pero a ella le gustaba. Pedro la esperaba para almorzar, pero como siempre, impuso su presencia, como si eso le fuera a ganar el corazón de otra manera. Julia le envió un mensaje a Cristina, estaba emocionada por su primer día como asistente de Eduardo, hoy sería en la universidad y luego en el observatorio.

La mañana transcurrió agradablemente, Eduardo en medio de libros en su habitación privada, en la sección privada, ni siquiera se dio cuenta del paso del tiempo. Julia estaba terminando de almorzar con Pedro, Cristina estaba trabajando en el hospital de niños.

Cooper, por ansiedad, llegó temprano a la sala del profesor Nayane, quien les daría instrucciones e información sobre la sección privada y la parte de las salas privadas de la biblioteca. Julia llegó y miró su reloj; no llegaba tarde, era Cooper quien había llegado antes. Se presentó a la secretaria que la miró y le dijo que esperara, y pronto se abrió la puerta de la habitación de Nayane.

Nayane: Venga, Ibáñez y Cooper, vamos a la sección privada de la biblioteca. - Era una profesora hermosa, de cabello negro hasta la mitad de la espalda, ojos expresivos llenos de pasión por su trabajo, una hermosa sonrisa, pero no todos la veían, porque era reservada, sólo dos personas le hacían sonreír con facilidad, Eduardo y Antônio.

Nayane tenía un cuerpo bien definido, pechos llenos, el cuerpo de una latina legítima, "caliente", con 1,85 metros de pura belleza. Siempre estaba bien maquillada, su vestimenta era impecable, sus faldas y vestidos le daban más belleza.

Les dio un recorrido, pasó por los salones privados, dejando un salón privado fuera, luego les dio información y les mostró como usar los salones especiales, pero solo usarían los salones con la autorización del profesor a cargo y de ella.

Nayane: Esperen aquí, voy por el profesor Gibbs. - se marchó y Julia se quedó mirando cada detalle del piso privado, todos querían estar allí, pero pocos alumnos tenían el privilegio, algunos entraban allí con sus profesores debidamente autorizados por ella.

Se dirigió a una habitación, donde estaba su nombre en la puerta, respiró hondo, y tocó, él no respondió, ella volvió a tocar, luego entró, vio que él estaba perdido en su lectura.

Se dirigió a una habitación, donde estaba su nombre en la puerta, respiró hondo, y tocó, él no respondió, ella volvió a tocar, luego entró, vio que él estaba perdido en su lectura

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Nayane: Gibbs, Gibbs. - lo llamó y nada, se acercó a él y le tocó el hombro. - Eduardo.

Eduardo: Hola, siento no haberte visto entrar. - él sonrió, estaba preciosa, una falda negra con una pequeña abertura en la pierna, recta, lisa, que la hacía parecer perfecta, una camisa de seda blanca con unos botones abiertos que dejaba ver que debajo llevaba una camisola de seda con encaje, y una americana negra encima, zapatos de tacón, nude con suela roja y pintalabios vino.

Recuerdos de un amor eterno - en español 🆗🔚⭐️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora