Júlia estaba preciosa con su barriga de casi seis meses, a Helena le encantaba ser abuela, Eduardo se ponía al día en el trabajo, pasaba gran parte de los días en la universidad por las mañanas y las tardes, y las noches con Júlia y Collins en el Observatorio.
En poco tiempo, la vida parecía normal hasta que llegó el día de pedir la baja por tratamiento. Eduardo sería sustituido por Nayane en algunas de las tutorías del máster, por Antônio en la supervisión del doctorado y por otro profesor de física en el programa de licenciatura y un colega en el observatorio. El resto de la investigación y la supervisión quedaría para cuando él volviera.
Eran casi las ocho de la noche cuando Eduardo entró en la casa, Júlia estaba en la cocina preparando algo para la cena, llevaba un bonito vestido de tirantes finos, aquella noche hacía frío, pero con su embarazo, el aire siempre estaba "fresco", entró, dejó el maletín sobre la mesa, miró a su alrededor y olió algo que venía de la cocina, se quitó la chaqueta, se desabrochó algunos botones de la camisa y se dirigió hacia la cocina.
Julia estaba preciosa, hablaba con el bebé, a la mañana siguiente sería "EL" día, descubrirían el sexo de su hijo y empezaría el tratamiento de quimioterapia de Eduardo. Él se quedó en la puerta mirando a la hermosa mujer que hablaba con el niño que llevaba en el vientre.
Júlia: mamá lo sabe, pero no puedes estar moviéndote tanto, tienes que tomártelo con calma, tengo que hacer la cena para papá, no tardará en llegar, y hoy mamá quería estar con su papá, sabía que estaríamos un tiempo el uno sin el otro, mamá incluso tendrá que dormir en otra habitación unos días. - él lo miraba todo con cariño, ella estaba contenta, pero en su voz había un tono de angustia y miedo. - Ahora quédate tranquila para que mamá pueda terminar de cenar, y prometo comer mucho chocolate mañana por ti.
Eduardo: ¿Temprano por la mañana, enseñando al pequeño a ser un negociador? - ella le mira de pie en el umbral de la puerta. - ¡Hola mi amor!
Julia: Hola amor, está bien... el bebé no para, me duelen las costillas, está bailando dentro de mí. - se levantó y se acercó a él, dándole un beso anhelante. - Estoy haciendo la cena, ¡fideos!
Eduardo: ¿Con salsa?
Julia: ¡Con salsa a la Julia! - ella sonríe y le da un beso y continúa. - He puesto un poco de gorgonzola y queso brie, luego he añadido un poco de vino blanco, ¡y voilà!
Eduardo: ¡El olor es magnifique mon cher! - la abrazó por la cintura, de hecho la abrazó todo lo que pudo, su barriga ya daba señales de que iba a estorbar. - Querida, necesito hablar contigo, quiero decirte como te ves después de tu sesión de quimio. - él bajó la mirada, tocándose las frentes, ella le sujetó la cara con ambas manos y le besó.
Julia: ¡Ya sé lo que se siente! ¿Has olvidado que tengo una mejor amiga que es oncóloga?
Eduardo: Así es, Cristina, ¿te ha dado el manual?
Júlia: ¡Completo! - dijo en tono triste. - Ya sé que vamos a dormir en el baño los dos primeros días, lo he ordenado todo -le cogió de la mano y le condujo al cuarto de baño.
Allí le mostró dos pilas de toallas cerca del retrete, junto con un cubo con agua y vinagre. Dos botellas de agua, una de ellas con hielo. Había cojines en el suelo y toallas un poco más grandes, así como un pequeño taburete y una manta.
Eduardo: ¡Creo que estoy soñando! Mujer, ¿dónde estabas la primera vez que tuve que pasar por esto solo, por qué tardé tanto en encontrarte?
Julia: Creo que hemos tardado en encontrarnos, porque aún no era el momento, ahora es el momento. Estoy aquí y voy a cuidarte para siempre. - Eduardo no pudo soportarlo y comenzó a llorar, cayendo de rodillas, abrazando a Julia por la cintura y llorando copiosamente. Sería demasiado cruel para ella y para el bebé pasar por aquel tratamiento con él.
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Recuerdos de un amor eterno - en español 🆗🔚⭐️
RomanceRecuerdos de un amor eterno traducción Vamos por otra traducción, vamos juntos en esta historia reviviendo emociones con esta traducción.