fiveteen

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Un hormigueo recorrió mi espalda, junto a que mis manos no dejaban de sudar

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Un hormigueo recorrió mi espalda, junto a que mis manos no dejaban de sudar. Inquieto. Así me sentía en lo que me preparaba para salir, de mi nido de amor. Dejar por tanto tiempo a solas a Bucky era lo que detestaba, pero me estaba quedando sin opciones para mentir, y tampoco deseaba que ellos estuvieran husmeando en mi casa.

Aun así, ese caliente hombre levemente sonrió, en lo que me rodeaba con sus brazos metálicos, besando mi frente.

Antoshka, estaré bien, ve y cumple con tus responsabilidades... yo sabré esperarte, además, VIERNES me estará vigilando.

Le devolví la sonrisa, y mordí su hombro humano, escuchándolo reír. Dios. Lo ultimo que deseaba era separarme de su lado, no en estos momentos. Lo besé como queriendo grabar en mi memoria la textura de sus labios, su olor tan característico a cuero y metal pulido.

—Volveré antes de que te des cuenta —murmuré sobre su boca—. Solo será un par de días, lo prometo. Y al regresar podremos enfocarnos de lleno en buscar una solución permanente para tus... episodios. Hallaremos la forma de librarte de esos fantasmas, cueste lo que cueste.

James asintió con los ojos brillantes de esa emoción contenida, sabia que estábamos contra tiempo, los episodios eran más seguidos, dolorosos, y sin una pizca de descanso para nosotros. Si queríamos ser felices... debíamos de encontrarla.

—Sé que lo lograremos juntos, muñeca. Ve tranquilo y cumple con tu deber. Te amo, más que a anda...

—Eso de ser romántico se te esta pegando muy mal de esas viejas películas —bromee. Aun así, sé que sus palabras calmaron mi pecho, alejando las dudas y ese miedo que crecía con el pasar del tiempo.

Puedo hacerlo.

Podemos hacerlo.

Con un último beso me separé de sus brazos reconfortantes, prometiéndole volver a la brevedad posible.

Ya en el jet rumbo a la sede de la ONU, no pude evitar repasar una y otra vez todos los detalles de la crítica convocatoria. Solo decía que se trataba de un asunto de seguridad mundial que requería la presencia de los Vengadores. Nada específico.

Ese hermetismo me olía mal. Era evidente que tramaban algo a nuestras espaldas. Pero no podía hacer nada al respecto salvo presentarme y escuchar qué tenían para decirnos. Con suerte lograría regresar pronto a casa con Bucky.

Para cuando el jet aterrizó, los demás ya me esperaban formados frente al edificio como para una inspección militar. Rodé los ojos ante tanta teatralidad, pero me uní al solemne desfile hacia el recinto sin hacer comentarios.

Nos condujeron por una serie de pasillos hasta una amplia sala de juntas donde varios representantes globales ya nos guardaban. Reconocí de inmediato la imponente presencia de Thunderbolt Ross y eso encendió todas mis alarmas internas. Ese hombre nunca traía nada bueno entre manos.

Cuando el reloj se detiene; WinterIronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora