Capítulo 10.- Tren de los Sueños

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- ¿Seguro que funcionará?

- Eso. Tu plan es arriesgado, sobre todo si no puedes mantenerlos dormidos tanto tiempo.

Cuestionaba Wakuraba, Luna Inferior Tres, y Rokuro, Luna Inferior Dos a Enmu. Este hizo un gesto de molestia al tiempo que chasqueaba la lengua, aun así, mantuvo los ojos cerrados concentrandose en lo que sea que estuviera viendo del otro lado.

- Silencio, necesito concentrarme para manipular el mundo onirico de todos estos cazadores y la Pilar.

La información fluyó por sus manos directo a su cerebro, donde se representó en imágenes nítidas de lo que cada uno se encontraba soñando en ese preciso instante, soltó un sonido de sorpresa.

- Ya falta poco, averiguaremos que respiraciones usan y sus puntos débiles para poder pelear con ellos, y distraeremos a la Pilar descarrilando el tren.

Dijo Enmu para calmar a sus compañeros.

- Solo espero tengas razón y la Pilar sufra daños por el impacto, si no habremos fallado la misión ya que ella no permitirá que matemos a la cazadora de haori rosa y al demonio de pendientes hanafuda.

Comentó Rokuro cruzándose de brazos, no le gustaba para nada el que lo hayan metido en esto, pero era mejor que morir a manos de Muzan. El terror que sintió en aquella reunión aún hacía eco en su piel, como profundas llagas sangrantes de pavor puro.

Poco después de la muerte de las Lunas Inferiores del Monte Natagumo, mientras Rokuro pasaba por un bosque en búsqueda de presas el sonido de un instrumento musical, al que identificó como una biwa, sonó en todo el sitio, y con ello, fue llevado a un sitio extraño. Toda la estructura era de diseño tradicional japonés en tonos dorados, justo a su lado, Wakuraba y Enmu parecían preguntarse también el dónde estaban. Se aproximo con cuidado al borde, dándose cuenta del abismo sin fondo que era, de hecho, la plataforma sobre la que se encontraban parecía flotar.

Era tan raro, nada en ese lugar tenía sentido, y mientras sus dudas crecían, también lo hizo la sensación de ser observados por algo peligroso.

- Lunas Inferiores, nuestro señor Muzan-sama los ha reunido aquí para un tema muy importante. Bienvenidos a la Fortaleza Infinita.

"¿Fortaleza... Infinita?"

Se preguntó, ya había escuchado de ese sitio, dónde solo los demonios más fuertes se reúnen, el centro de mando para los cabecillas del ejército de Muzan.

- Gracias por recibirlos, Nakime.

Pronunció una voz masculina resonando en las inmediaciones. Al dirigir la mirada a quien había dicho esto, se toparon con la vista de una mujer en kimono negro, su afilado mirar de tono carmesí era amenazante, como si en cualquier instante fuese a arrancarles la cabeza del cuerpo.

- Lunas Inferiores... Ay, Lunas Inferiores. ¿Sabían que hace poco tres de ustedes murieron por simples cazadores que no eran Pilares?

Preguntó en un aparente tono gentil, dudaron en responder, tal vez fue un grave error.

- ¡Pues deberían saberlo! Rui murió... Y también Kamanue y Mukago, pero esos no importan... No tanto. ¡Lo importante es el hecho de que ustedes son inútiles! ¡Cada ciertos meses tengo que reemplazarlos! ¡Tan solo miren a mis Lunas Superiores! ¿Cuándo fue la última vez que tuve que remplazar a una? ¡Hace más de ciento cincuenta años!

Junto a cada palabra, una serie de ondas golpeaban sus cuerpos desgarrando ligeramente su piel, causandoles un gigantesco dolor que los obligaba a permanecer de rodillas y con la mirada abajo.

- ¿Si son tan ineficientes no debería simplemente disolver el grupo? Tal vez deba hacerlo. Después de todo los inferiores mueren, mientras los superiores permanecen.

Kimetsu no Yaiba [ Inverso ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora