Prólogo

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Christian

Muchos humanos eligen contar sus historias desde que nació el universo; otros, incluso, no abarcan tanto y solo narran desde que inició la vida en el planeta. Desde que las plantas eran las reinantes del planeta y, luego de diversos sucesos a los que la ciencia puede darle respuestas exactas, surgieron los animales y los primeros humanos. Sin embargo, son pocos los que se preguntan que había antes...

¿Qué existía antes de la vida, de las estrellas y los cosmos? ¿Qué había antes de que los pueblos narraran sobre los diversos inicios de la creación según sus propias leyendas? ¿Qué sucedió antes de que Dios crease la sombra y la luz, el día y la noche, los mares y la tierra? ¿Qué pasaba antes de que Cronos reinara en cada milímetro del mundo luego de derrotar a su padre y que, irónicamente, Zeus le destronara a él? ¿O que una loba adoptase a un par de bebés y uno de ellos fuera el fundador de una de las civilizaciones antiguas más famosa? Quizás muchos hayan pensado en estas interrogantes, pero casi nadie sabe la respuesta.

Existía la nada y la anti vida.

Al comienzo no poseía forma propia pues, al igual que su significado, no tenía un cuerpo material. Era solo eso, una completa nada, una sensación de inmenso vacío. Uno de los primeros... Ni siquiera los dioses más antiguos pueden explicar su surgimiento, pero cuando el resto nació ya la anti vida llevaba muchos siglos recorriendo todo. No obstante, hay ocasiones en las que, para definir algo, se debe de hallar su opuesto. Es así que, sin importar cuales sean las leyendas en las que las personas justifiquen sus historias, nació la vida. Y todos pensaron que la nada no tenía valor por ella misma.

Sin embargo, no le importó. El ser que hasta ese momento no llevaba un nombre propio estaba contento por tener compañía por primera vez en su historia, por no estar solo. Por primera vez, sentía que había algo a lo que pertenecía. Después de todo, que es más normal para el universo que la vida y la muerte propia. Ambos conformaban el ciclo de la existencia.

Fue allí cuando la nada adquirió un cuerpo propio. Sus cabellos eran oscuros como el vació en el que tanto tiempo habitó solo; era perfecto y hermoso. Por primera vez no le importó ver llegar a miles de seres y otros irse con el paso de los años, ya no estaba solo, pertenecía a un sitio.

«Ya no estaba solo». Porque esta era mi historia. Incluso tenía un nombre «Christian».

Hasta para los humanos fui un ser venerado. Lo tuve todo...

Pero me di cuenta que todo no era más que una mera ilusión. Que, a pesar de que había estado desde los inicios, yo era pasajero; solo una justificación para el nacimiento de otros seres. Fue la aparición de un bebé lo que me hizo comprender cuan solo estaba en verdad, mi existencia solo valía para darle sentido a la vida del resto. No obstante, ¿qué pasaba con lo que sentía yo? ¿Con lo que buscaba y quería? Incluso lo que pensé que siempre sería eterno para mí descubrió su propia pasión demostrando lo indispensable que era para él. Lo intenté, pero no resulto...

Y cuando el destino jugo su pieza final decidí que no sería una ficha. Decidí que tomaría mi valor; no importarían los medios para ellos. Tomaría lo que me había sido prometido, lo encontraría.

Y, aunque ahora estaba solo, con poderes encerrados y recluido en las entrañas de la tierra volvería. Porque ni iban a derrotarme, no iba a doblegarme.

Esta vez, mi corazón no iba a ser el punto débil. Ese estúpido órgano al que tantos poetas veneran me hizo fallar, me traicionó. Pero ya no estaba en mi pecho, ya volvería a ser fuerte...



Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora