Capítulo 25

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Christian

Me encuentro en el pasillo fuera de la sala de consultas. Había traído a Maddox al hospital del pueblo justo luego de que se negase varias veces al ser curado con magia por miedo a que ello me debilitara; la excusa fue que sus heridas no eran letales. Por lo que, sin querer perder más el tiempo, nos transporté a ambos hacia el hospital.

Ryan, el alfa del pueblo, había indicado que se le llevara directamente a las consultas para sobrenaturales médicos ahí serían más diestros y no tendríamos que estar mintiendo sobre la situación para no asustar a ningún humano que trabajase aquí. Me había puesto en contacto con Declan por medio de nuestro vínculo de Dioses y ahora sabía que todos venían en camino.

Declan no les había permitido ir a la iglesia del pueblo cercano donde me habían encerrado. Sabía que en cuanto desataran mis poderes la vida de todo aquel que no fuese Maddox estaría en peligro.

Así que aquí estaba, inquieto, esperando en el pasillo del hospital, caminando de un lado a otro hasta que los médicos me permitieran ver a Maddox.

No soy consciente de nada más a mi alrededor hasta que escucho la voz de Samson, calmada y penetrante.

—Así que, ¿eres libre?

Alzo mi mirada para encontrarme con su figura. Es irónico, por mucho que intenté odiar a este hombre, no puedo evitar que me recuerde a las sombras a las que pertenezco. Inteligente, siempre moviéndose con sigilo, sus ojos tan oscuros como sus cabellos y ropas. Puede que dijese odiarlo, pero, en el fondo, Samson me agrada. Fue en contra de todas las leyes correctas por tal de proteger y nunca se arrepintió de ello.

—Lo estoy —respondo con igual serenidad.

—¿Y sigues aquí? —En seguida entendí a donde quería llegar y no pude evitar sonreír.

—Y sigo aquí.

—Continúo sin confiar en ti Christian. —afirma, pero puedo notar como las comisuras de sus labios se curvan en señal de una ligera sonrisa, por lo que sé que está mintiendo.

—Tú tampoco me agradas gato mugroso. —miento y no puedo contener mi risa al escuchar su gruñido.

Volvemos a quedarnos en silencio durante varios segundos. Cada uno de nosotros sumergidos en nuestros propios pensamientos. Cuando Samson vuelve a hablar sus palabras me sorprenden y evidencian la confianza que el cambiaformas acaba de depositar en mí.

—Cuídalo Christian, no hagas que me arrepienta de decir esto. Él te quiere.

Sus oscuras pupilas se centran en mi figura, había recuperado mi forma pequeña por lo que tuve que alzar la cabeza para toparme con su mirada.

—Lo sé y no voy a defraudarlo, —sonrío sin poder evitarlo—. Pero las palabras que vienen ahora tiene que escucharlas Maddox antes que tú.

Y sin más demora, Samson se separa de la pared y alza su mano a modo de despedida. Luce divertido y relajado. Pase lo que pase en los próximos minutos, sé que Maddox nunca tendrá que elegir entre la persona que quiere y su amigo. De forma silenciosa, acabo de firmar una tregua con el líder de los ancianos.

Como una señal del destino, el médico que estaba curando a Maddox sale de la habitación para informar de que todo está bajo control. Por lo visto, ninguna de las heridas que le hicieron fueron perjudiciales para su salud, incluso la del abdomen, no rozó ningún órgano por suerte. No obstante, le dieron varios calmantes para aliviarle el dolor y por ello aún se quedará en el hospital par de horas.

Sin poder contenerme por más tiempo. Entro a la habitación para verlo. El espacio es pequeño y reducido, en el centro de la estancia resalta la cama de hospital en la que Maddox se encuentra. A primera instancia, pienso que se halla dormido, sin embargo, sus ojos se abren en cuanto siente el sonido de la puerta al cerrarse y una sonrisa se expande por su rostro en cuanto se centra en mí.

Avanzo con suavidad hasta su lado sin romper el contacto visual. En la última hora, he pensado demasiado sobre este instante, lo que haría, que diría...

Es irónico que ahora no sé cómo iniciar.

Me alegro de que estés bien, no quiero separarme de tu lado, casi muero al imaginar que resultaste herido, gracias por no temerme...

Todo parece ser tan insuficiente...

Por suerte, es Maddox quien habla.

—Gracias al cielo estas a salvo.

Eso me hace sonreír y avanzo hasta llegar a su lado para tomar asiento y tomar su mano entre las mías.

—Quizás eso debería decirlo yo, eres quien está herido.

Maddox se encoge de hombros.

—Es mejor esto a la alternativa.

—¿Y cuál es esa?

—Pensé que te habías ido, que me habías abandonado, pensé que por segunda vez perdía lo que más amaba, y no puedo ni pensarlo.

Hubo dos cosas que llamaron mi atención. La primera: esa palabra, amor, no se me pasó por alto. Ya no era solo querer, era amar. Maddox me amaba, con oscuridad y todo. Eso llenaba mi corazón; pero a la vez lo rompía otro punto: el hecho de que Maddox siempre pensaba que perdía lo que más anhelaba. O peor, que lo merecía...y eso yo iba a cambiarlo.

—Quiero darte un regalo.

El hombre parpadea asombrado y, antes de que pueda decirme nada, me acerco y aprisiono sus labios con los míos. Era momento de que mis sombras actuaran...

Ser el Dios de la anti vida tiene algunas ventajas...

Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora