Christian
Antes de darme cuenta, mi mano estaba entrelazada con la de Maddox y ambos caminábamos escaleras abajo, entre la oscuridad, con la única iluminación que emitía el móvil del hombre que me sostenía con tanta confianza. No es que yo necesitase exactamente la luz para ver; sin embargo, que Maddox se hubiese tomado estas molestias por mi persona era agradable. Me recordaba a primitivos deseos que por muchos años habitaron en mi corazón y ahora corría peligro de que volviesen a salir a la luz.
Llegamos al final de las escaleras y me doy cuenta que estamos en una cueva oculta detrás de la castada. A pesar de ello, la luna ilumina el agua que cae hacia el pequeño y escondido lago en el interior, provocando que sobre los muros de piedra el reflejo del agua parezca luces especiales o estrellas. Maddox me lleva hacia un pequeño camino junto a la cascada para salir al exterior. El aire frío de la noche toca mi rostro, no puedo creer que después de tantos meses por fin vea el exterior del castillo.
El bosque nos rodea mientras Maddox busca una zona para sentarnos y no me percato de la pequeña manta que Maddox leva en sus manos hasta que me sienta entre sus piernas y nos cubre a los dos con la abrigada y cálida tela.
—Aquí estaremos bien, si avanzamos más la barrera sería molesta.
Sin embargo, niego con la cabeza acurrucándome contra el pecho ajeno.
—Esto es más de lo que podría pedir, es suficiente. —Volver a mirar la luna y las estrellas desde el exterior y no a través de una ventana—. ¿Cómo lo lograste?
Sonríe.
—Declan y Castiel se preocupan y cuando les sugerí la idea les pareció bien. —Silencio, guardamos silencio varios minutos; el único sonido que nos rodea es el sonido del agua contra la piedra y el lado, el ruido de las hojas de árboles cuando el viento choca con ellas, si cierro los ojos incluso puedo sentir algunos animales en el bosque. La sensación de libertad, aunque sea por un rato, es demasiado maravillosa—. ¿Qué sucedió el otro día Christian? ¿Por qué reaccionaste así?
No digo nada, solo sigo mirando la enorme luna. Cuando hablo, me aseguro que mi espalda esté contra el pecho de Maddox para que no perciba el temblor de mi labio.
—Estoy cansado, tantos años, tantos milenios; simplemente estoy agotado. Siguiendo este estúpido rol, pero en el fondo sintiéndome tan solo —Nunca en mi vida había hablado de esto y no estaba preparado para la mezcla de alivio, dolor y miedo que me embargó mientras hablaba—. Declan me dejó hace años y aun me siento patético, porque ustedes tienen razón; puede que aun lo quisiera, no cree una guerra por diversión, la cree para darle a él un nuevo mundo con la esperanza de que fuera feliz y pudiera quererme; sin embargo, ni siquiera sé si lo hice por amor o porque quería recuperar su compañía. —Siento los ojos de Maddox sobre mí, pero no soy capaz de alzar la vista, menos cuando siento la humedad de una lagrima caer por mi mejilla. Escucho el jadeo entrecortado de Maddox, aun así, ni me inmuto, sé lo que le ha llamado la atención y es que el color de la lágrima es negro. Como todo lo que habita en mi interior—. Yo, yo solo quería darle algo que él quisiera y pudiera amar y no me importó que me dijeran que estaba demente para eso, ni siquiera podía matarlo de verdad yo solo... —suspiro—. Solo me hubiera gustado que ellos me lastimaran a mí para acabar con todo esto, yo hubiera sido liberado y, en algunos siglos, habría nacido un nuevo Dios de la nada.
Otra vez silencio, un silencio desgarrador. Aunque, para mi sorpresa, los brazos de Maddox no se han separado de mi cuerpo ni un solo segundo. En todo caso, sus labios se deslizan por mi nuca, a modo de caricia.
—Me alegro que no te mataran —susurra—. Eres un puto dolor de cabeza, pero me gusta estar aquí contigo.
—¿Por qué? —No evito preguntar, ¿en serio pretende que me crea esa mierda cuando no soy la primera opción de nadie?
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Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]
Romance«Si el amor fuese ciego solo nos enamoraríamos de la oscuridad» Beret. «Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas» Martin Luther King