Capítulo 11

172 41 5
                                    

Maddox

No sé si se trató de la energía que Christian depositó en mi anoche o de su suave y cálido cuerpo presionando contra el mío. El punto es, no volví a tener oscuros recuerdos y fantasmas persiguiéndome en lo que quedó de noche. Los suaves cabellos del Dios aun acariciaban mi rostro cuando los primeros rayos del sol anunciaron la mañana; su suave respiración rosaba mi pecho. Cuando abrí los ojos noté que lucía sereno, con las facciones relajadas. Mucho menos atormentado de lo que suele mostrarse durante el día, una de sus manos reposando contra mi cuerpo y la otra rodeando mi cintura como si hubiera decidido que tenía almohada personal.

Verlo así solo reafirmaba las palabras que le dije anoche a Christian; no creo que en verdad hubiera deseado matar a nadie. Al contrario, a veces los humanos llegamos a hacer actos inimaginables solo para llamar la atención, para recordarle al resto que estamos aquí o para manifestar amor y, a pesar de que Christian se queja de la humanidad, comparte este rasgo con la misma.

Guiado por un raro y sorpresivo instinto de protección, alzo mi mano separando algunos de los cabellos que caen sobre su juvenil rostro.

Anoche intenté que la atención se alejara todo lo posible del tema de mi pesadilla y Daniel; no quería que Christian preguntaba, no cuando aún podía sentir el olor a pólvora, humo y sangre como efecto segundario del sueño. Sin embargo, yo mismo me sorprendí un poco cuando por voluntad propia decidí jugar al juego que Christian me proponía, uno que consiste en mirarle y caer en sus redes. No soy idiota para pensar que el chico me quiere, no se sus intenciones; pero algo trama. Aun así, besarlo y dominarlo anoche se había sentido demasiado bien.

Aunque me declaro abiertamente heterosexual, el hecho de que nunca haya estado con un chico era porque jamás ninguno logró captar mi interés o que mi sangre ardiera. Sin embargo, el reto constante que propinaba este hombre; sus ansias de dominar, pero que en el fondo deseara ser controlado, su terquedad y, al mismo tiempo, sus trozos de corazón roto que intentaba esconder. Todo en él me estaba volviendo loco. No desde anoche, me di cuenta desde la pasada semana cuando intentó seducirme cuando practicaba ejercicio y lo rechacé; me percaté que desde ese día comenzaba a ser más atento a sus movimientos y acciones.

O quizás fue el hecho de verle tan destruido mientras le cortaba el pelo; sea como fuere, el caso es que no logro apartar mi atención de él ahora.

Paso mis dedos, perdiéndolos entre los oscuros mechones. No puedo evitar la sonrisa que se forma en mis labios cuando el Dios solo se acurruca más contra mi cuerpo. Aunque no hay síntomas de malas noches bajo sus ojos, me pregunto cuándo fue la última vez que durmió de esta manera; siempre parece estar despierto desde que me mudé aquí.

Un pequeño chasquido, como el del sonido de una cámara al tirar fotos, capta mi atención y automáticamente todo mi cuerpo se tensa. Me siento en la cama y un gruñido escapa de mi garganta cuando noto a Reyes en una esquina de mi habitación, cerca de la puerta; tiene un teléfono celular entre sus dedos y, por los sonidos que emite continúa tirando fotos.

—¿Qué mierda estás haciendo? —interrogo sin saber muy bien si debo de estar enojado o divertido, dado que el híbrido actuaba como si sus acciones fuesen las más normales del mundo.

—Tirando fotos por supuesto, si quiero ganar la apuesta necesito evidencia.

Apuesta.

Es la segunda vez que escucho esa palabra de sus labios.

—¿Y tú por qué apostaste?

—Yo no —Se defiende—. Todos lo hicimos, solo que no por el mismo fin: Samson apostó que intentarían matarse, Marcos y Logan a que te volverías loco, Michael dice que podrían engañarte para salir de aquí; pero la opción más divertida fue la de Declan y es en la que apostamos Castiel y yo.

Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora