Christian
No puedo creerlo, simplemente parece irreal. Luego de tantos meses encerrado en el antiguo castillo escocés, estoy en un avión ¡En un maldito avión! Incluso un pequeño pájaro nacido en la naturaleza, cuando le abren la jaula en la que fue capturado para que vuelva a volar, tiene miedo de desplegar sus alas. Ahora me siento tan fuera de lugar como esa ave que no sabe cómo volver a volar.
La noche anterior, Maddox me abrió su alma y miles de sensaciones aun combatían en mi pecho con la fuerza de cientos de tornados. Hasta la última fibra de mi cuerpo exigió jurarle que me quedaría a su lado; sin embargo, es una promesa que no estoy dispuesto a realizar, no cuando sé que no puedo quedarme. No cuando soy consciente que mi destino está plagado de oscuridad y me niego a arrojar su vida a mis sombras. Sin embargo, Maddox me permitió ser egoísta, aceptó perder su propio reto al decidir llevarme con él a la boda de Reyes y, quizás, eso era lo que más miedo me estaba dando. Al perder su apuesta acepta de una manera indirecta los sentimientos que comienzan a nacer en su corazón hacia mí.
Esas emociones me impidieron pegar ojo en lo que quedó de noche. Incluso esperé que Samson se opusiera a mi traslado cuando llegó a recoger esta mañana a Maddox para llevarlo a la boda. No obstante, el antiguo cambiaformas solo mantuvo el ceño fruncido mientras pronunciaba las palabras para que cada una de las barreras del castillo desaparecieran y permitieran mi partida...y aquí estamos.
El cambiaformas leopardo me mira desde el otro lado de la estancia, aun con el entrecejo fruncido a la par que Maddox y Castiel conversaban en el mini bar cerca del sitio en el que me hallo en el privado jet. Mi mirada se detiene por varios instantes en el humano de oscuros cabellos y ojos como el ébano. Es increíble como los seres humanos son capaces de cargar con tanto dolor en su alma, pero de todos modos continuar sonriendo. Saber que fui yo la persona a la que Maddox eligió para revelar cada rincón de su corazón hace que mi existencia haya tenido más sentido en esos minutos que todos mis milenios de vida juntos.
Siempre me dijeron que no existían sentimientos en mi interior y casi lo creí. Pensé por muchas épocas que no era capaz de amar, de sentir alegría o empatía; que esas cosas banales no eran para mí. Por otro lado, desde que Maddox apareció en mi vida, he sentido esa calidez en mi pecho, esa necesidad casi abrazadora y que anoche fue que comencé a entender. Mi respiración se entrecortaba con el calor y los latidos de mi corazón y supe que, en verdad, no estoy tan vacío como me hicieron creer. Por fin puedo notar todo el cúmulo de sensaciones que poetas y cantantes veneran y, a pesar de todo, me están causando dolor.
A estas alturas de mi existencia, eran pocas cosas las cosas que me sorprendían. Aun así, mi propia mente me traicionó. Viendo a Maddox, me doy cuenta que quiero ser esa persona que tenga junto a él cuando despierte envuelto en pesadillas; deseo ser el ser que lo logre proteger, que impida que asesinos desquiciados dejen nuevas marcas en su piel. Quería que nos acostásemos tarde junto a la chimenea, leyendo y bebiendo chocolate caliente, verle en las mañanas realizando ejercicios...
Eran tantas las cosas que me atreví a soñar por unos instantes que no me percaté de la sonrisa que se formaba en mi rostro hasta que siento una profunda voz murmurar.
—Cuidado Christian, podría pensar que tienes corazón.
Logro notar la comisura de los labios de Samson alzadas a modo de diversión cuando toma asiento junto a mí. Estuve tan perdido en mi propia cabeza que no me percaté de que el cambiaformas se había acercado. Su tono no es acusatorio, sino que se halla cargado de sarcasmo e ironía. Aunque no puedo culparlo, yo le arrojé en la cara esas palabras cuando intentaba arruinarle su relación con Declan.
—Quizás lo tenga oculto y solo haya que desempolvarlo un poco —respondo al mismo tiempo que giro mi cabeza, solo para notar que los ojos del hombre también observan a Maddox.
El rostro de Samson, como siempre, parece imperturbable; el cambiaformas posee una de esas expresiones difíciles de leer que haya visto en mi vida, solo cambia cuando Declan entra en escena. No obstante, sus oscuros ojos lucían tempestuosos debido a la evidente preocupación.
—No confío en ti Christian. —El tono de su voz es profundo, revelando toda la inquietud que el hombre lleva en su pecho.
—No tienes motivos para confiar en mí.
Y soy más que consciente de eso. Después de todo, la confianza es algo que se gana. Yo cree problemas, ordené la muerte de ancianos del consejo, envenené a Declan, puse en marcha su reloj de muerte, secuestre a Samson. Actué como se esperaba de mí, pero todo fue en vano y, a pesar de ello, no encuentro remordimiento en mi interior. Quizás eso me vuelva tan cruel como todos piensan que soy.
—No, no lo tengo; pero me gustaría pensar que no le harás ningún daño. Maddox es como de mi familia, odio verle lastimado y, por algún motivo, él parece quererte...
Esas palabras tuvieron más efecto que un cuchillo enterrado en mis entrañas. Me hicieron sangrar y, sin lograr evitarlo, mi voz se volvió titubeante y mi labio comenzó a temblar. Tuve que apretar con fuerza los reposa abrazos del asiento para intentar respirar con calma.
—No quiero dañarlo, jamás a él —Intento que mi voz suene con toda la decisión que siento en mi pecho.
—Solo no hagas nada que lo arriesgue, puso su mano en el fuego para que te trajeran —Sus labios sonrieron de repente—. Aunque Declan no paró de molestar tampoco junto con Reyes, quizás estés creando un nuevo club de fans.
Intento reír, pero la acción solo sale como una mueca.
—Me dan igual ellos, pero jamás haría que Maddox estuviera en una posición incómoda.
—Nunca pareció importarte el mundo.
—El mundo no me importa, él sí. —Y cuando Maddox miró en nuestra dirección y nuestras miradas chocaron, no me cupo ni una sola duda de mi afirmación. Su sonrisa se amplió, lucía sereno, en paz...
—Pero, ¿te irías si ahora te dieran la libertad?
Y eso fue un balde de agua fría. No sé que ocurrió en mi rostro, pero nada bueno debió de ser cuando la sonrisa de Maddox desapareció y cada una de sus facciones pasó a mostrar verdadera preocupación. Su mirada viajaba entre la figura de Samson y la mía; no obstante, fui incapaz de continuar sosteniendo su mirada.
—La inmortalidad nunca puede tomar la mano de la mortalidad; pero aun así el destino lo puso en mi camino. Ese fue el peor castigo por lo que hice.
Samson no dijo nada por unos segundos, solo negó con la cabeza.
—Yo también soy mortal y Declan me eligió.
—Pero tú no eres humano.
—Aun así, no creo que el destino tenga mucho que ver en ello, solo eres cobarde. —No me dio tiempo a contestar dado que se puso en pie—. No respondiste a mi pregunta, estaré esperando tu respuesta, pero ahora no; tu guardián viene a rajarme la cabeza por intimidarte.
Y, efectivamente, cuando volteé mis ojos hacia la dirección en la que Maddox se encontraba hace unos instantes, pude notar como el hombre caminaba con el ceño fruncido hacia el sitio donde nos hallábamos. Cuando el humano llegó a donde Samson se encontraba noté como Maddox sujetaba el brazo de este con fuerza, sus ojos entrechocaron y logré percibir la forma en que intercambian varias palabras entre ellos; no obstante, continúo demasiado aturdido como para darme cuenta de las frases que mencionaban. Alguna palabra debió de relajar la inquietud de Maddox debido a que su expresión se suavizo en gran medida.
Soltó la mano de Samson y volvió a caminar hacia donde me encontraba. Al llegar a mi lado, no se sentó en el asiento, sino que estiró una de sus manos para que la tomara.
—Falta una hora para que lleguemos al pueblo, ven conmigo. Me gustaría conversar un poco, —volteo la mirada en la dirección en la que noté que Samson y Castiel nos observaban con sonrisas en el rostro—. A solas...
Tomo su mano con un poco de nervios, aun sintiendo las palabras de Samson repitiéndose en mi cabeza.
¿Me marcharía? Es todo lo que he deseado en los últimos meses; escapar, recuperar mi magia y retornar al poder que me fue robado. Era mi manera de sanar y, de alguna manera, ya no le encontraba sentido alguno. Aunque sé que no me hace bien, deseaba ser egoísta solo por unos días u horas más.
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Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]
Romance«Si el amor fuese ciego solo nos enamoraríamos de la oscuridad» Beret. «Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas» Martin Luther King