Maddox
El olor de la pólvora y la sangre en conjunto con los sonidos de bombas estallando y gritos de personas que tenían la mala suerte de continuar vivas llenaba mis oídos. Incluso ahora, el frío de la noche calaba en mi cuerpo. Debilitaba mis músculos y provocaba que la ruda voz que gritara corre en mi cabeza no adquiriese significado alguno.
¿Por qué lo tendría? ¿Por qué iba a escucharla? La bomba había caído y ya yo estaba muerto, junto como lo estarían muchos otros que, al igual que yo, quedaron atrapados entre el rugido de las llamas y el armamento. Los segundos que nos quedaban eran pocos; sin embargo, parecía eterno a la par que el dolor se manifestaba por todo mi cuerpo.
Mi mano no paraba de temblar mientras la muevo en un vano intento por detener el flujo de sangre que escapa de mi estómago. Algo me había dado luego de que la explosión sonara, pero aun no sé que fue. Alzo la cabeza fijando mis ojos en las llamas ¡Este no iba a ser el final! ¡Me niego! Noto las figuras de algunos a través del fuego, pero no tengo idea de si son simples sombras o personas que, en verdad, se mueven. Lo único cierto son los desgarrados gritos, puedo jurar que se oirían a kilómetros de distancia.
Como puedo, logro ponerme en pie. No caerme es todo en logro en este instante; mis piernas no paran de temblar y debido al dolor que se expande por mi cuerpo estoy seguro de que hay algo roto.
—¡Daniel! —El grito escapa de mi boca casi desgarrado, mi garganta duele y se cierra por todo el humo que me rodea y casi que me impide respirar, pero no me importa. Tengo que encontrar a Daniel. —¡Daniel! —repito su nombre una y otra vez, camino, esquivo las llamas más altas y las voces de algunos soldados que pasan por mi lado y me dicen que corra mientras que ellos se llevan a algún que otro superviviente.
Pero los ignoro a todos, tengo que encontrarlo.
Acelero el paso como puedo, dirigiéndome al interior de la zona donde se había hecho la explosión. Todo era como un campo minado y no sé en que tiempo caerá el nuevo ataque. No obstante, como si la suerte me sonriera, logro ver su figura entre algunas sombras a lo lejos. Su pierna atrapada en varios escombros que debieron caer durante el ataque. Tanto su uniforme como su rostro está ensangrentado, aunque, más allá de ello, luce sano; luce vivo.
—¡Daniel! —Vuelvo a gritar su nombre desesperado, sintiendo el pánico en mi interior cuando las alarmas de un nuevo ataque suenan.
Sus ojos azules se encuentran con los míos. El cúmulo de emociones en su mirada me destruye más que cualquiera de mis heridas actuales: miedo, rabia, deseo, una gota de esperanza; pero, al mirar a su alrededor antes de volverse a centrar en mí, su mirada muestra desesperación y por último aceptación. Los sonidos del ataque se vuelven más cercanos y, para el momento de mi propio dolor, Daniel sonríe.
—Maddox, lo siento.
Le escucho gritar y niego desesperado la cabeza para luego correr en su dirección. Sin embargo, un último estallido ocurre delante de mis ojos y luego todo se vuelve negro...
***
Despierto agitado en medio de la oscuridad de la noche. Mi cuerpo cubierto de sudor, mi respiración entrecortada. Observo a mi alrededor confundido, quizás con un poco de esperanzas también, pero el dolor se desencadena en mi pecho al percatarme de que todo no fue más un sueño. O, más bien, un recuerdo.
Ya no hay humo, no hay cuerpos ni sangre, ya su cadáver no está cerca; solo soy yo, encerrado en la habitación de un castillo oculto en medio de la nada. Paso las manos por mi rostro en un vano intento para que los latidos de mi corazón se relajen. Tantos años, pero aun lo siento como si hubiese ocurrido ayer. El tacto de la cicatriz sobre mi ojo es lo que me recuerda todo el tiempo que ha pasado; donde estoy y los motivos del porqué.
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Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]
Romance«Si el amor fuese ciego solo nos enamoraríamos de la oscuridad» Beret. «Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas» Martin Luther King