Capítulo 6

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Christian

Camino en dirección a la biblioteca hecho una furia, cerrando la puerta con un sonoro estruendo a mi paso. Paso las manos por mis oscuros cabellos intentando relajarme.

¡Ese idiota! Ese idiota había puesto mi sangre a hervir incluso delante del resto. Había estado decidido a hablar con Samson esta mañana para que se lo llevara cuando supe que vendría, pero ver a Declan es más de lo que quería soportar. Solo desee que se fueran todos. Obviamente se estaban divirtiendo a mi costa. Los azules y tiernos ojos de Declan, como un cielo de primavera despejado, había parecido feliz y alegre; de vez en cuando, otorgándole ciertas miradas cálidas a su pareja.

Una pérdida de tiempo, tener esas emociones es una pérdida de tiempo descomunal. Tan humanas, que te vuelven tan débil. Yo elegí la rabia y el odio como un mejor motivador. Sin embargo, desde la llegada de Maddox eso no parece estar surtiendo demasiado efecto tampoco.

Escucho la puerta abrirse a mis espaldas y el fuerte gruñido escapa de mis labios.

—¡Lárgate! —Pero, en cuanto la suave sonrisa llena la estancia, sé que no es mi niñera el que acaba de entrar. Doy un rápido giro en dirección a la suave voz y mis ojos se abren al ver los rubios rizos y la azul mirada observándome divertido.

—Tantos milenios —susurra Declan entrando a la estancia sin perder la sonrisa en sus labios—. Y es la primera vez que te veo verdaderamente explotando y enojado; una verdadera emoción.

Me mantengo en silencio, tragando todas las palabras que desean salir de mi garganta. Declan solo se sienta a mi lado.

—Nunca pensé verte así, tan real...

—Si piensas eso es que nunca miraste demasiado. —Me aparto con brusquedad, intentando mantenerme alejado; queriendo colocar la barrera de indiferencia que Maddox se ha esforzado por pisotear esta semana.

Declan suspira.

—Te miré Christian, siempre; desearía que tú también lo hicieras.

—¿Dices que no te miraba? —Interrogo hecho una furia.

—No Christian, siempre me miraste a mí. —sonríe de forma dulce—. Pero no te mirabas a ti mismo. E hiciste daño, a mucha gente y a ti mismo.

El labio me tiembla, quiero que se vaya. No quiero verlo.

—Pensé que el fin justificaría mis medios —dije con la voz sombría, logrando esa indiferencia que anhelaba—. Pensé que valdría la pena el esfuerzo, me equivoqué; no lo valía.

Le miro directamente a los ojos. Para que comprenda mis palabras y, cuando lo hace, su triste sonrisa se amplía.

—Creo que nunca te he dicho que yo también lo lamento mucho. No era la forma y olvidé que tú también me necesitabas.

Retrocedo como si me dieran un golpe profundo en el rostro.

—¿Por qué dices esto ahora?

Se acerca con cuidado y sostiene mi trenza entre sus dedos, acariciándola con suavidad y ternura.

—Siempre me gustó, tu cabello parecía el cielo oscuro. —Me suelta y suspira—. Yo tuve una segunda oportunidad Christian, una segunda oportunidad para remediar todos mis errores y tú, tú también podrías. Si lo intentas, se puede comenzar de cero. Incluso encontrarías a alguien verdaderamente adecuado. Que te haga comprender que nunca fui el correcto.

La sonrisa seca se me escapa.

—¿Por qué me interesaría hacer eso? Para ser débil e idiota; no gracias. Saldré de esta, recuperaré mis poderes; volveré a ser fuerte.

Declan suspiró, como si el viera algo que yo no entiendo.

—Y por esa razón digo que nunca te has visto a ti mismo; no es poder lo que necesitas; ya eres fuerte Christian, más que yo, más que cualquiera que conozco.

Niego con la cabeza.

—No sabes de lo que hablas, no sabes lo que necesito.

Declan mira sobre su hombro hacia la puerta antes de responder con una sonrisa divertida.

—¿Lo sabes tú?

Camina despacio antes de proseguir.

—Es bueno verte vivo, con tantas emociones; me alegro por ti. —Va a irse, pero se detiene—. ¡Oh! No le hagas mucho caso a Maddox, adora molestar; también rompí una mesa el día que le conocí; pero te vendrá bien. Me gusta cómo te mira.

—¿Y cómo me mira?

Interrogo con ironía cruzándome de brazos. Maddox no me mira, solo disfruta molestarme y poner a volar mi cabeza. Pero Declan no debe de pensar igual porque solo responde:

—Como si fueras un ser único e inigualable.

Ahora soy yo quien sonríe con sarcasmo.

—No seas imbécil soy tu copia.

Declan me observa de arriba abajo.

—Y por eso digo que no sabes apreciarte tú mismo. Has estado tanto tiempo mirando lo que te rodea que has olvidado lo maravilloso y fuerte que eres. Incluso sin la luna, la noche puede ser hermosa.

Me quedo un poco petrificado por sus palabras. Mi garganta reseca.

—¿Por qué me dices esto?

—Porque, cuando logremos perdonarnos ambos, quiero que seamos amigos. Siempre dices que existes por mí, pero la vida tampoco tiene sentido si la muerte no le acecha. —Sonríe con malicia—. Mejor vuelvo con aquellos dos, sigo poniéndome celoso cuando están solos; aun no me creo que Maddox sea heterosexual. Si averiguas me dices.

Y luego de eso, guiña su ojo y sale de la habitación. Dejándome con más preguntas que respuestas.

Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora