Capítulo 24

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Christian

La cabeza me latía debido al fuerte dolor. Poco a poco, las sombras a mi alrededor comenzaron a difuminarse, moviéndose de un lado a otro, adquiriendo diversas formas. La luz se filtraba en mi mente a medida que iba abriendo los ojos con mucho trabajo.

Y fue entonces que comencé a recordar...

Había estado conversando con Declan, en el exterior del sitio donde iba a celebrarse la cena de ensayo de la boda de Reyes. Había decidido entrar y volver junto a Maddox y, cuando todo acabara, había decidido contarle mi decisión a Maddox. Le diría que quería quedarme con él, que el resto de cosas ya no me preocupaban. Que no quería estar solo y que, por encima de cualquier venganza, iba a elegirle a él.
Sin embargo, algo me había golpeado y todo se había vuelto negro.

Ahora no estaba a la intemperie, sino en un suelo de baldosas llamativas iluminadas por varios colores. Alzo la mirada y logro ver que esto se debe a la luz de la luna que atraviesa los vitrales de una ventana y llena la estancia de luz. Observo más detenidamente las imágenes de ángeles y arcángeles, de santos y querubines. Continúo mirando todo a mi alrededor, hay asientos que lucen desgastados y un podio en el que se alza una enorme cruz. Los techos son altos y llenos de arcos interiores, como si estuviera en el interior de una vieja iglesia.

Intento moverme, pero noto que unas cadenas atadas a mis pies y manos me detienen. Lucen de acero, comunes y corrientes. Intento jalarlas para romperlas, pero con mi evidente falta de poderes los aros que la componen permanecen fijos en su lugar. Sin embargo, los sonidos de estas delatan que estoy despierto y escucho el sonido de varios pasos acercarse en mi dirección.

Frente a mi aparece un hombre, alto y de tez casi pálida. Sus ojos de un verde profundo. Su corte de pelo bajo, de estilo militar. Se acerca alzando un rifle de francotirador mientras que en su rostro resalta una divertida sonrisa.

—Parece que la pequeña princesa acaba de despertar. —Se acerca hasta agacharse cerca de mí y acaricia con la punta del arma mi mejilla. Intento atacarlo entre gruñidos, pero las cadenas que me atan me detienen—. Parece que la princesita tiene garras.
Sus manos agarran mi rostro con fuerza y no que cabe duda que, si tuviera mis poderes, él sería el primero en morir.

—Aun no puedo creer que Maddox se haya acostado contigo —afirma divertido.

—¿Qué te importa? —gruño molesto, pero el solo se encoge de hombros como si nada.

—Solo me preguntaba que tenías tú para que uno de los mejores asesinos del mundo desapareciera durante semanas para quedarse solo contigo, un asesino que era muy conocido por algunas de sus conquistas. —Sus manos pasan de mis mejillas hasta mis cabellos y los jala con tal fuerza que logro sentir las lágrimas de la molestia picotear en las comisuras de mis ojos—. Los rastreamos hasta Escocia, pero ahí le perdimos, solo tuvimos que esperar a que volvieras y te trajo a ti.

Por lo visto su información no llegaba hasta que Maddox fue designado como mi niñera. Me atrevo a decir, que ni siquiera sabían a todo el universo sobrenatural que se estaban enfrentando.

—¡Púdrete!

El hombre ríe entre carcajadas y puedo notar su mirada loca, sus facciones no son las de una persona sana mentalmente. Y es cuando lo siento, antes de darme cuenta mi mejilla arde y logro saborear la sangre acumulándose en el interior de mi boca debido a la fuerte cachetada que el de ojos verdes me provee.

Luego de eso vuelve a jalar mis cabellos.

—Quizás luego de que lo matemos deba follarte, a ver si de verdad era tan bueno...

Pero no puede seguir, la ruda voz de una mujer le detiene.

—¡Suéltalo ya, Randy! No tocamos a los prisioneros.

Pasiones Ocultas [#7 Pasiones-BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora