♡゙ : 𝐆𝐎𝐋𝐃 𝐀𝐍𝐃 𝐒𝐈𝐋𝐕𝐄𝐑, bc [+18] 𓈒 🖋️ ¡!

(🍸) ━━ O2 : to closed door

La mañana del viernes llegó, y con ella el mal humor de Heena. Su cuerpo y su mente se habían sometido a una semana demasiado estresante para su propio nivel de confort, había llegado pasado de las dos de la mañana a casa, no había bebido mucho, pero aún así estaba cansada por las pocas horas que pudo dormir. Su vestido se encontraba regado en una esquina de su habitación mientras ella solo llevaba puesto una camisa gigante que le había robado a su hermano en su ausencia.

Sabiendo que a primera hora tenía clase de historia se metió a la ducha por un baño tibio, trató de no hacer mucho tiempo en el baño y se colocó el uniforme con rapidez junto a los zapatos. Se pasó el peine únicamente para sacarse los nudos del cabello y sin querer pensar con que iba a decorar su cabello solo tomó una diadema gris —mismo tono que portaba en el saco del uniforme—, se maquilló un poco las ojeras y bajó. En la cocina se encontró a su madre terminando de hacer el desayuno para ambas mientras tarareaba alguna canción alegre.

—Buen día, mami —Saludó dejando un beso en la mejilla de su madre antes de sentarse en su lugar de siempre en la mesa.

—Buenos días, cielo —La mujer dejó el plato con su omelete frente a ella junto a un vaso de jugo de naranja. —¿Llegaste muy tarde anoche?

—Poco más de las dos de la mañana, pero Seungmin me trajo y él no bebió nada —Le hizo saber a su mamá.

—Me alegra que tengas un amigo tan responsable como Minnie porque tú eres todo un caso, señorita—Dijo la mujer parte en reproche, parte en broma. —No lo he visto últimamente ¿Cómo está él?

—Él está bien, ya sabes cómo es él, le gusta mantener un perfil bajo —Se metió un pedazo de omelete a la boca.

—¿Y qué tal? ¿Ya tiene novia?

Heena intentó no reír para no escupir parte de su comida. ¿Seungmin con novia? ¡Ja! Antes se acababa el mundo. El castaño fresa no era tan libertino como lo era ella con el tema del sexo, pero también tenía sus aventuras de vez en cuando, claro de manera discreta y sin segundos encuentros, excepto cuando se trataba de la pelinegra, se conocían tan bien que era relajante ayudarse el uno al otro.

—No mamá, somos unos eternos solteros.

—No puede ser —Exclamó la mayor divertida. —A este paso realmente se van a casar a los treinta.

Heena soltó una ruidosa carcajada que hizo retumbar su estómago. Seungmin y Heena acordaron a los doce años que si a los treinta ambos seguían solteros iban a casarse para no morir solteros y como unos fracasados en el amor, cuando ambos se acordaban se reían de esa y todas las otras tonterías que decían cuando eran niños.

La menor de los Hwang terminó de desayunar y se lavó los dientes para irse a la escuela, ese día no había querido molestar a Kim para llevarla a la escuela, pues ya debía estar cansado de haberla cuidado toda la noche anterior y después de mucho tiempo optó por ir en su propio auto. El camino a la preparatoria fue relajado mientras su playlist favorita sonaba de fondo, tal vez era su imaginación, pero aquel día sus canciones sonaban más provocativas de lo que recordaba, se removió acalorada en el asiento intentando deshacerse de esa idea. Tal vez era la falta de actividad sexual aquella semana gracias a qué cierto par de mayores no había dejado de rondar en su cabeza —por distintas razones cada uno— y ahora sumándole el estrés que ellos mismos habían provocado de verdad necesitaba de alguien que le ayudara con eso, sabía que habían mil candidatos esperando a que Heena les diera la oportunidad de meterse entre sus piernas, pero no le apetecía intentar tratar con alguien solo para follar.