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Después de ver a Shoko para nuestra revisión, salimos del lugar con el objetivo de irnos

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Después de ver a Shoko para nuestra revisión, salimos del lugar con el objetivo de irnos.

Shoko me explicó que la herida de la mejilla estaba sanando de manera excelente, por lo cuál estaría completamente curada en un máximo de 2 semanas.

De las heridas de Choso me alegró escuchar que se encontraban cicatrizando bien, la herida de su mano se encontraba casi sanada, las del abdomen tardarían un poco más de lo esperado, debido a la profundidad del corte, pero que ya no eran graves. Choso condujo de regreso, pude notar que íbamos por una desviación de la carretera.

—Voy a pasar a hacer unas cosas, luego te llevo —comentó por mi expresión nerviosa.

Media hora después llegamos a otra casa en medio de la nada. Era enorme, había un lago en la parte trasera y un par de automóviles estacionados enfrente de esta.

¿Nadie puede vivir en una colonia normal? Parece requisito vivir alejado de la sociedad.

O tal vez las personas que conocía Choso eran peligrosas y por eso vivían excluidas de todo su entorno.

Estacionó el auto alejado de la casa principal, a un lado de un árbol.

—Escucha mocosa, tengo que hacer algo, te quedas aquí en el auto —me ordenó cortante—. Voy a tardar un poco, ya regreso —abrió su puerta y se marchó como si nada.

Observé como recorría el inmenso jardín para llegar a la entrada de la casa. Me quedé sentada viendo a mi alrededor, todo lucía extremadamente tranquilo.

Estuve sin hacer nada unos 10 minutos, me estaba aburriendo de esperar aquí sentada, seguí viendo hacia el jardín y algo llamó mi atención: al otro extremo del jardín pude divisar a dos hombres caminando con cautela hacia la casa.

Saqué mi celular para marcarle a Choso y no contestó, hice un intento más y la llamada seguía mandándome a buzón. Agarré la manija de la puerta con la esperanza de que no tuviera seguro, quede aliviada cuando abrió sin problema.

Rodeé el auto por la parte trasera, corrí por el jardín en dirección a la casa, tratando de no hacer ruido. No llegué muy lejos cuando sentí un arma apuntando a mi cabeza.

—¿A dónde crees que vas niñita? —miré su vestimenta de la persona que me estaba apuntando, era diferente de la que llevaban los otros hombres.

Choso

—¿Llegó el cargamento? —le pregunté a Satoru.

—La próxima semana, todavía sigue en Europa —respondió recargando sus manos en una mesa—. Me han dicho que varios te están buscando, algunos bastardos de Tokio no han aceptado que perdieron ese negocio.

In The Shadows | Choso [Adapt.] (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora