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Instalé juegos en mi celular, ya que estaría en cama debía entretenerme con algo. Estuve un buen rato jugando hasta que un par de toques en la puerta de la habitación me hicieron detenerme. Miré hacia el umbral y Choso estaba recargado en este.

—¿Estás ocupada? —preguntó con amabilidad.

—No ¿Por qué?.

—Saldré a comprar tus medicinas y más vendas, volveré en un rato —mencionó sin entrar.

—Está bien, gracias —agradecí, creí que se había olvidado de mis medicamentos.

—Por cierto, tienes visitas —habló con total normalidad, que por un instante no le creí. Se movió de la entrada, dejándome ver a alguien que no esperaba, menos en su casa.

—¡Thomas! —expresé con total alegría. Traía en manos varias cosas que acapararon mi atención—. ¡Ven, ven! Siéntate, por favor —le hice una seña con la mano sana para que se acercara.

Entró a la habitación y dejó los globos amarrados a la caja de chocolates con la intención de que estos no se fueran al techo.

—Alice ¿Cómo te encuentras? Te traje esto —me mostró el ramo de flores antes de colocarlo en el mueble, con los demás obsequios.

—Los dejo a solas —escuchamos la voz de Choso a lo lejos, seguía parado en el umbral de la entrada.

Asentí a sus palabras y no tardó mucho en marcharse, cerrando la puerta y dándome privacidad con mi amigo.

—Gracias por venir ¿Cómo supiste del accidente? —cuestioné intrigada, pues apenas me había accidentado ayer.

—Tu novio fue a la Universidad, me contó lo que te ocurrió —empezó a explicarme a la vez que se quitaba la mochila de su espalda—. Sacamos tu permiso, tienes una semana de descanso obligatorio, más días extra en caso de que los necesites —entre sus cuadernos sacó una carpeta que me entregó.

La abrí, con cuidado de no mover mi brazo, en el justificante venía escrito que tenía una semana de descanso y si quería más días solo tenía que llamar al número de la institución para poder solicitarlos.

—¿Choso fue hoy a la Universidad? —pregunté, recordando que había salido por varias horas en la mañana.

—¿Choso?.

—Mi... mi novio —hablé nerviosa de explicar, pues se escuchaba raro decirle de esa forma, solo lo hice para que Thomas supiera de quién hablaba—. Así se llama... Choso.

—¡Oh! Sí, fue en la mañana a buscarme —tomó asiento en la cama, con cuidado de no lastimarme—. Llevó tus papeles médicos y con eso pudimos conseguir el permiso en dirección.

Me costaba creer que Choso haya ido a ver a Thomas con el propósito de que le ayudara a sacar un permiso, no me mintió al decir que él se iba a encargar de eso.

—Pero de todas formas, mis tareas...

—No te preocupes, hablé con los profesores —sonrió despreocupado—. Te estaré pasando las actividades y tareas que dejen —sacó un cuaderno, arrancando una hoja de libreta—. Tendrá más tiempo para entregar todo, así que puedes descansar tranquila —me dio la hoja y pude ver que eran los trabajos de hoy.

—Muchas gracias por todo Thomas, no tenías que venir acá solo para dejarme apuntes —estiré mi mano para agarrar la suya. Su mirada viajó a nuestras manos, mirando el agarre, de manera muy atenta.

—Tu novio me sugirió venir a visitarte —respondió ¿nervioso? Zafándose de mi agarre—. Quedé en venir a estas horas porque pasé a comprarte varios regalos —sonrió de forma dulce.

In The Shadows | Choso [Adapt.] (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora