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Alice

Ayer me di cuenta de que el sexo comenzaba a entrar en mi lista de necesidades.

¿O tal vez era que me gustaba como Choso lo hacía?

La noche pasada fue una de las mejores experiencias, estuve descubriendo nuevas cosas, mis zonas sensibles y gustos que no conocía de mi misma. Inclusó él me iba explicando cuando yo no lograba comprender del todo.

Choso me hizo experimentar un gran nivel de placer ¡Él maldito sabía lo que hacía! Y lo entendía, sabía que esa experiencia venía a base de todos sus años teniendo encuentros con mujeres.

Sobre ese tema había decidido dejarlo en el olvido, me di el tiempo de platicar con él antes de irnos a dormir. Me contó que su "primera vez" fue hace 15 años, lo cuál me sorprendió, puesto que ese número coincidía con la edad que él tenía en ese entonces.

Que él decidiera comenzar a tener una vida sexual activa desde su adolescencia, no tenía que incumbirme. Además, no podía estarme quebrando la cabeza por algo que pasó mucho antes de conocerme.

Lo único que me tranquilizaba era saber que me veía como su "pareja", creo que esa palabra es lo más allegado a una relación o un noviazgo o al menos así lo interpreté.

De todos modos, no podía bajar la guardia.

Durante todo los años que llevaba estudiando en la Universidad, había escuchado los relatos de mis amigas, compañeras y allegadas. Muchas decían que los hombres eran unos infieles, mentirosos y mujeriegos, algunos podían utilizarte por un tiempo y después desecharte como si no importaras.

Ese tipo de "defectos" me asustaban, tenía miedo de que Choso resultara ser un completo idiota y me lastimara. La ventaja es que él mismo había dicho que si me cansaba de "esto" podía dejarlo.

¿Había alguna forma de comprobar si me quería?

Me gustaría saber si lo nuestro solo era físico o también emocional, pero sabía de sobra que ese tipo de cosas no se las podía preguntar.

De cierta forma "esto" contaba como mi primera relación sentimental, no me agradaría invertir tiempo en alguien que no me quiere.

Mi única inseguridad era que no me sentía capaz de enamorar a alguien como Choso.

En estos meses ví de primera mano la reacción que causaba en las mujeres: lo noté con Rebecca, con la chica de las pinturas, en el club, incluso yo misma lo experimenté. Él tenía la capacidad de conseguirse a quien quisiese si así lo deseaba, no tendría que hacer un mínimo de esfuerzo.

Y eso me desanimaba, no me consideraba fea, pero estaba al tanto de que existían mujeres mil veces más hermosas que yo.

Creo que a este punto mi única opción era disfrutar el momento y reprimir mis sentimientos, así no saldría lastimada.

El motivo de mis pensamientos se debía a que venía aburrida porque mi celular tenía poca batería. Había pasado una hora desde que salí de la Universidad y mi teléfono lo guardé en la mochila, pues tenía 12% de carga.

Pensé en Choso durante todo el trayecto, eso fue lo que me llevó a pensar en más y más cosas. A la próxima debería comprarme algún juguete para el estrés, así no me aburriría cada vez que mi móvil se quedara sin batería.

....

Por fin había llegado al centro de la ciudad, necesitaba comprar unos materiales de la escuela, después de conseguirlos iría a casa.

Avancé un par de cuadras, mirando con atención cada local, estaba buscando una tienda que quedaba en esa calle, aunque no recordaba el lugar exacto de su ubicación.

Iba tan metida en ello que no me dió tiempo de mirar lo que pasaba detrás mío. Solo sentí un fuerte golpe que terminó haciéndome atravesar el cristal de una tienda, dejándome en el piso.

Tardé un par de minutos en moverme, colocando las manos en el suelo e intentando levantarme. Fue en vano, el dolor en mis palmas se intensificó debido a la cantidad de cristales rotos que yacían en el piso.

Me llamo la atención ver que había sangre a altura de mi muñeca, con la mirada seguí el rastro para ver de donde escurría. Subí la mirada, asustándome en el momento que ví un enorme vidrio enterrado en la mitad de mi brazo.

Giré despacio, acostándome de espaldas en el suelo sin importar que trajera puesta mi mochila. Analicé un momento la situación, no podía sacar ese vidrio porque seguramente me desangraría.

Comencé a llorar gracias al pánico que sentía, pasé la otra mano por mi cara, intentando limpiar mis lágrimas.

Grave error.

La palma de mi mano se había teñido de carmesí, esta sangre no provenía del área del brazo. Con temor volví a pasar la mano, comprobando que el líquido provenía de otra zona.

Tenía una herida en el rostro.

—¡Jovencita! —escuché una voz a lo lejos—. Jovencita ¿Estás bi... —un hombre de aproximadamente 50 años de edad, se acercó a mí. No terminó de preguntarme porque me observó asustado—. ¡Llamen a una ambulancia¡ —gritó a sus espaldas—. ¡Hay 5 heridos!

Con dificultad giré la cabeza hacia mi entorno, a unos metros de distancia habían más personas tiradas entre los cristales. Mi vista fallaba, no podía ver con claridad.

—¿El conductor del auto está bien? —mencionó una mujer a lo lejos—. La ambulancia viene en camino.

—¿Escuchaste, jovencita? —me habló el señor en cuanto se agachó a mi lado—. No muevas el brazo.

—Niña ¿Estás bien? —otra voz femenina apareció. Una mujer rubia se aproximó a mí, mirándome con preocupación—. Hubo un accidente y atropellaron a varias personas, hemos llamado al 911 y no tardan en venir ¿De acuerdo? —asentí, tratando de procesar lo que dijo.

¿Me habían atropellado?

—¿Puedes levantarte? —cuestionó la rubia, negué como contestación—. Bien, intenta no moverte, hay muchos vidrios rotos debajo de ti.

El dolor en mis heridas empezaba a hacerse presente, sobre todo en el maldito brazo. Por desgracia mi vista comenzó a nublarse, me sentía aturdida por la cantidad de voces y sonidos del lugar.

Segundos después... todo se volvió oscuro.

 todo se volvió oscuro

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In The Shadows | Choso [Adapt.] (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora