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Todo el día me la pasé pensando en lo que haría Choso hoy, dijo que tenía "cosas" que hacer, consideraba difícil el saber si se refería a algo legal.

Había llegado de la Universidad hace dos horas, dándome el tiempo suficiente para comer, bañarme y arreglarme.

Un rato después, recibí un mensaje de Choso, pidiéndome que fuera a su casa.

No tardé mucho en salir de mi vivienda e ir a buscarlo: Choso estaba afuera, recargado en su auto. Enarcó una ceja al verme y sentí como su mirada me inspeccionaba por completo.

—No era necesario que te arreglaras —mencionó después de tomarme de la cintura—. Pero me gusta pensar en el porqué lo hiciste —terminó con la distancia que nos separaba y me besó.

Sus manos llegaron a mis costados y se colaron debajo de mi vestido, acariciando mis piernas mientras seguía besándome. Me preocupé que alzara la tela más de lo debido, pero noté que Choso no me tocaba con segundas intenciones, ya que sus manos permanecieron a esa altura. Nos quedamos un pequeño rato así, de vez en cuando nos separamos con el objetivo de tomar aire, realmente ninguno de los dos queriamos dejar de besarnos.

—Hay que irnos, Alice —mordió mi labio, apartándose de mí. Sujetó mi muñeca y rodeamos el auto, abrió la puerta del copiloto para que me subiera.

—¿No crees que deba cambiarme de ropa y... —me tomó de los hombros haciéndome entrar al auto—. Pero... —vi como me ponía el cinturón de seguridad.

—Así estás bien, vámonos —cerró la puerta y segundos después subió del otro lado.

Encendió el vehículo y condujo con bastante prisa, preferí ir viendo a través de la ventana, nuestro ambiente era callado pero no incómodo. El camino atrajo mi atención, sé que había pasado por aquí antes. Choso se desvió de la carretera, minutos después llegamos a esa enorme casa, la de su conocido.

Detuvo el carro lejos de la entrada y me volteó a ver.

—Si digo que te quedes en el auto ¿Lo harás? —cuestionó serio, más de lo normal.

—No —¿Para qué mentirle? Así que opté por ser sincera.

—Alice... —el tono de advertencia se escuchaba en su voz.

—Podría esperarte las horas que quieras pero en el estacionamiento de algún supermercado, escuela, etcétera —expliqué sintiendo su mirada fija y lo miré—. Pero aquí no, me da miedo quedarme sola en estos lugares.

Se quedó pensando, analizando lo que le mencioné, suspiró con fuerza antes de abrir su puerta.

—Bien, ven conmigo —bajó del auto y repetí su acción, tuve que apresurar mi paso para no quedarme atrás.

Cruzamos el jardín y me pesqué de su brazo en cuánto ví la entrada llena de hombres. Choso le hizo seña a uno de ellos y nos dejaron pasar.

La última vez que vine fue cuando estuve del lado de la cochera, no de la entrada principal de la casa.

Sinceramente la residencia era muy bonita, "lujoso" era una palabra que le quedaba corta. Seguimos avanzando un poco más hasta que llegamos a la sala de estar: había una pantalla de plasma, una mesa de centro, varios sillones y estantes alrededor.

—Vas a quedarte aquí —mencionó Choso, señalando el sofá—. Voy a tardar una hora —me sujetó de los hombros, observándome al rostro—. No quiero que hagas nada estúpido Alice, no intentes andar de curiosa, ni siguiendo personas, ni escuchando conversaciones ¡Nada! —pasó una mano por su cabello—. ¿Quedó claro?

Asentí con la cabeza.

—No eres muda, Alice —agarró mi mentón—. ¿Quedó claro? —repitió su pregunta, aunque de por sí, sonaba como una orden.

In The Shadows | Choso [Adapt.] (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora