Aʟɢᴜɪᴇɴ, Rᴇsᴄᴀᴛᴀᴍᴇ ᴀɴᴛᴇs ᴅᴇ ᴏ̨ᴜᴇ
ᴍᴇ ʜᴜɴᴅᴏ ᴇɴ ʟᴀ ᴅᴇsᴇsᴘᴇʀᴀɴᴢᴀ
⁐̤ᕐᐷ෴෴෴෴෴෴෴
Khristeen Diatlova
[ ]En una abrir y cerrar de ojos el evento comenzó, todos están en absoluto silencio escuchando el presentador presentar cada chica mientras qué cada uno de esos hombres de ese lugar iban ofreciendo precios.
Todo levantaron su letrero, menos él.
Está sentado hasta el fondo de la sala cruzado de piernas mientras fuma, esa cosa que fuma es todo menos cigarro, Pero no sé qué es exactamente.
Tocó los grilletes que tengo en el cuello debido a que me está apretando demasiado.
Esa cosa se los ponen a todas las chicas cuando las van a vender y la llave se lo entrega al dueño para que no se escapen y si intentan hacerlo recibirán una descarga eléctrica que hará que pierdan la fuerza.
En vista de todos esos hombres, nosotros no somos nada más que perros.
Ya habían vendido cinco de las chicas, quedamos cinco contándome en ellas. Todas están asustadas, pero todas son ignoradas por esos malditos hombres.
— Medio millón de dólares — Levanta el letrero mientras sonríe con superioridad.
¿Tan orgulloso está? Por estar comprando chicas como si fueran una mercancía.
No sé si están orgullosos de poder comprar a la gente así o están presumiendo su dinero.
— Medio millón a la una — El presentador mira a todos en la sala esperando otra oferta, pero ya no hay más así que da por vendida, a la secta chica.
Ahora quedamos cuatro. En unos segundos fueron quedando yo y otra chica de cabello rojizo.
Su cuerpo tiembla cuando el presentador la presenta, Está asustada como todas lo estamos en este lugar o como siempre lo hemos estado.
— ¿Estás bien? — Pregunto y sinceramente fui una idiota al preguntar aquellos cuando la respuesta era bien clara. Claro que no está bien, quién estaría bien cuando tienes un montón de viejos pervertido viéndote como si fueras mercancía ofreciendo dinero por ti.
— N-no puedo — Ella niega con la cabeza mientras qué lágrimas brotan por su mejilla — Por favor ayúdame.— Me pide Tomando mis manos, estamos en la misma jaula. — Por favor...
Súplica y en ese momento que me entran ganas de llorar, por qué a pesar de sus súplicas yo no soy capaz de hacer nada por ella ni siquiera soy capaz de hacer algo por mí misma, entonces ¿Cómo podría ayudar alguien más?
No puedo ayudarla.
Estoy segura de que ella es nueva porque nunca le había visto antes, debe estar asustada, pero en este momento no soy capaz ni podré hacer algo por ella. Algún momento yo también fui como ella, y hasta el momento sigo siendo ella. Asustada y queriendo terminar esa vida horrible que he llevado por dos años.
— Por favor — Aprieta mis manos cuando el presentador abre la jaula para que ella salga. — Ayúdame.
— Lo siento — Alejo mi mano. — Pero si no soy capaz de salvarme, ¿cómo puedo salvarte a ti? — Ella me mira y cuando las rejas de la jaula se abrieron salió corriendo en busca de escapar.
Grave error.
Corre hacia la salida en busca de Escapar mientras qué el presentador busca el control del grillete, pero lo es imposible por qué en la caja hay demasiados de ellos.
«Ella escapará, lo hará, puede hacerlo»
Estas fueron mis palabras de alegría, pensado que esa chica podría escapar, yo no pude hacerlo, pero ella sí.
Lo lograría.
El disparo de una bala me saca de mí estúpidos ilusiones, porque antes de que ella cruzará la puerta de la salida, termino desplomándose en el suelo, está bañada de su propia sangre.
La dispararon.
Quiero gritar me es imposible, mi cuerpo solo se paraliza ante aquel acto tan atroz.
Está muerta.
La mataron.
Miro en dirección donde vino la bala. Eliza, la dueña de ese asqueroso y podrido lugar. La muy maldita guarda su arma para luego hacer como si nada.
— Continúen con la subasta. — Dice Tranquilamente mientras qué sus perros guardianes recogen el cuerpo de la chica llevándola del lugar — den de comer a los perros con ella. — Eso es lo último que logro oír de parte de ella antes que se retira.
¡Maldita! Estas son las palabras que quiero gritarle en este momento con todas mis fuerzas a esa mujer... Pero no soy capaz porque soy un cobarde.
Soy una maldita cobarde. Que no es capaz de abrir la boca para hablar por miedo.
Todos están tranquilos como si esa vida que acaban de quitar no valiera nada, no significa nada. Cada día que pasó en ese lugar más cuenta me doy que es peor de lo que parece.
¿Por qué la mataron? Pudieron haberla solo controlarla con grilletes, pero la muy maldita la disparó, la disparó sin consideración alguna. Las vidas de las chicas no le importan en absoluto, lo único que le importa es ganar dinero, ganar dinero con ellas.
Esto es mi culpa, ella no estaría muerta si al menos le hubiera dado un poco esperanza.
Todo es mi culpa.
Parece que soy la única que está en estado de shock y preocupada por lo que pasó. Porque el presentador continuar como si nada. Como si todo lo que acaba de pasar fuera solo una ilusión mía.
¿Cómo pueden ser tan crueles?
— Lo que todos estuvieron esperando ¡Khristeen! — El presentador me señala. — Si están buscando una chica virgen para divertirse, aquí está. La única chica virgen.
Bajo la cabeza Apretando las manos en un puño con fuerza para controlarme y no soltar ningunas lágrimas.
Tengo que ser fuerte, tengo que serlo. No puedo mostrar mi debilidad enfrente de esos malditos bastardos.
“Tengo que salir de aquí.”
“Tengo que salir”
Me repito una y otra vez, salir de aquí es lo único que me ha mantenido en pie hasta ahora y no puedo rendirme ahora.
No ahora.
No puedo rendirme.
Alguien, alguien, por favor Rescatame.
Levantó la mirada cuando la sala quedó en un extraño silencio, digo extraño porque hace un momento cuando el presentador me presento había muchas propuestas, para que de repente así de la nada todo estuviera tan callado.
Un letrero está levantando en el fondo de la sala, miro la cifra y casi se me sale el corazón.
10 millones de dólares.
Mi vista cae en el cuello del desconocido para darme cuanta quién es... Es él.
Raymond Miller está ofreciendo 10 millones por mí.
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En Las Manos De La Bestia [+18] |Terminada|
Romance+18 |Terminada fue vendida por la única persona que tenía en este mundo durante 2 años, tuvo que aguantar el cruel destino que le tocó en este mundo. Hasta que lo vió a él, a pesar no reconocer sus rasgos faciales, sabía que ese hombre el doble más...