cαριтυℓσ 2 - La venganza, ¿es dulce?

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Cuando iba a subir y dejar atrás al idiota de Joshua, me agarró de la mochila y me tiró hacia atrás, haciéndome caer.

—¿Estás completamente loco?

—Cálmate, mocosa, ibas a caerte en ese hueco.

—Ah, vale. ¿Gracias? ¿Ahora podemos subir?

No lo dejo terminar y empiezo a subir con él detrás de mí.

—Sabes que si te caes, yo no te voy a salvar.

Qué idiota era. Mientras estábamos subiendo, le tiré una roca a propósito. La venganza es dulce vaya que si. Se quejó y se enojó conmigo, así que me jaló un pie, haciéndome cortar la mano con algo que había en una piedra.

—Maldita sea, ¿qué te pasa?

—Ay vamos, solo fue una broma. Tú me tiraste una piedra.

—Idiota.

—Mocosa.

Le giro los ojos y, aunque me dolía la mano, seguía subiendo. No iba a dejar que un tonto dañara mi viaje de esa forma.

Íbamos a la mitad de la montaña y Lucia vio mi mano.

—Alice, ¿qué te pasó ahí?

—No es nada, Luci. Solo un pequeño arañazo.

—¡PEQUEÑO!? Esa es una cortada grande. Paremos y te limpio la herida. Dime qué pasó.

Dios mío, era la persona más dramática del mundo, solo era una pequeña cortada.

—Nada demasiado grave. El idiota de Joshua me tiró del pie y me corté un poco la mano.

—¿Qué hizo él? Ahora mismo arreglo esto.

—No vas a hacer cosas tontas, ¿vale?

—No te preocupes, Alice.

Vi cómo Lucia se levantó con mucho odio y le dio un calvaso a Joshua, y le gritó algo. Ella estaba demasiado enojada por mi cortada y se veía demasiado adorable, no pude evitar reírme de lo que acababa de pasar.

𝓔𝓵 𝓲𝓷𝓿𝓲𝓮𝓻𝓷𝓸 𝓔𝓽𝓮𝓻𝓷𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora