III

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La noche está tan oscura como el cabello azabache del chico que tengo enfrente, no puedo verle el rostro, pero escucho un llanto inestable. La luz de la habitación quema mis ojos, un insístete «Bip...Bip...Bip...» se escucha a lo lejos.

¿Qué sucede?

EI cuerpo adolorido no contesta a mis pensamientos de control, intento mover mi mano y solo queda en eso, en un intento, mi cuerpo no responde.

A lo lejos veo una ventana donde entra la luz de la luna.

—Mierda... Perdóname... —un sollozo se escapa de esa voz.

—Despierta, solo despierta, créeme que nos iremos —otra voz suplicante se escucha—Despierta...

Joder...

Me levanto enseguida y un mareo aparece en mi ser.

Debería ir al médico.

Odio los médicos.

Je je...

Miro la hora y confirmo que son las tres de la madrugada.

Mi celular empieza a vibrar en mi mesita de noche. Lo tomo y un nuero desconocido aparece en la pantalla. Decido ignorarlo, lo vuelvo a dejar en la mesa y antes de ir a mi closet, este vuelve a sonar.

Si te llaman dos veces en la madrugada es porque una emergencia será.

Contesto al segundo y mi voz sale alarmada.

—¿Hola? ¿Sucede algo? ¿En qué hospital? —miles de preguntas más se quedan atascadas en mi garganta cuando una voz me interrumpe.

—Hola. No sucede nada. Ni idea de qué hospital —ríen al otro lado de la línea. Al parecer no es nada, por lo que suelto todo el aire que contuve sin darme cuenta.

Su voz...

—Soy Karim.

—¿Karim? ¿Qué haces llamándome a esta hora? ¿Sabes la hora? ¿Cómo conseguiste mi número?

—Hey, calma ahí, calma —la burla no ha dejado su voz— Sí soy Karim, tu compañero de clase. Te llamo porque no podía dormir y me caes super bien. Son las tres y veinticuatro de la madrugada. Conseguí tu número gracias al director.

Mi mente se quedó en blanco.

—Eres raro, Karim —le susurro volviéndome a recostar.

—Lo sé, honey.

—Bueno, ¿qué quieres?

—Hablar.

—Pues habla con tu hermano. —corto la llamada y una sonrisa burlona aparece en mi ser.

Solo quiero dormir. Interrumpir mi sueño debería ser penado por la ley.

—¿Te sentarás de nuevo allá? —Miro a Karim quien hace un adorable puchero— Ven acá, eres mi única amiga.

—Ella te caerá bien. —dejo mi bolso en el sitio de al lado y me acerco a él.

—Siéntate tú, ¿sí? —echa los mejores ojos de cachorro, me es difícil decir que no...

Suelto un pequeño gritito de rendición. Sin más, agrego;

—Bien, tú ganas, niñito.

Sonríe de manera automática, como si supiera que diría que sí.

—Señores, buenos días. —el maestro entra y me cambio rápido de puesto —Hoy como verán, no vengo solo. El señor James...

—¡Emily! —un chillido se escucha en todo el salón. La mirada de todos va hacia la pelinegra que viene furiosa hacia mi —¡Quedamos en algo! Muévete.

KALOPSIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora