VIII

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La cabellera negro azabache cae sobre mis hombros. Frente al espejo luzco un hermoso vestido pegado de rayas, con blazer dos dedos bajo del trasero, tacos de punta y un collar con un dije de flor dorado. Me ajusto el cinturón fino que rodea mi cintura puesto a que el vestido me quedó un poco flojo. No uso pendientes, los detesto; Aun así, al nacer mis padres me hicieron cuatro hoyos.

Hermosa.

Sé que soy hermosa.

Tomo el bolso donde guardo la información que saqué por mi propia cuenta, solo para conocer más sobre el tema. Unto labial rojo a mis labios para que reluzcan lo gruesos que son.

Mi hermana siempre dice que son como los labios de la Bratz.

Salgo de mi habitación topándome con una pelinegra con rayos dorados en su cabello, ella lleva una falda rosa con una camisa blanca, botas rosas y un bolso Chanel.

—¿Vas a un baby shower? —pregunto tomando mis llaves de la casa.

—¿Vas a una conferencia? —regresa riendo—Voy a la casa de los James, quiero lucir linda.

—Ya.

Gema sube al taxi que nos espera y yo la sigo por el asiento trasero. De camino a su casa tuve que fingir que seguía indicaciones del hermano menor, ella al notar eso me insistió mucho en que quería que se lo pase. Algo que no haré sin el consentimiento del James pequeño.

La enorme mansión resulta muy placentera para los ojos de cualquiera. Caminamos hasta la gran puerta; Karim, con cara de que se quiere morir, nos recibe muy secamente.

—¡Hola! —saluda entusiasmada la pelinegra a mi lado.

—No alces la voz —formula.

—Lo siento.

—Pasen. —Gema pasa por su lado y queda anonadada con los lujos de este hogar. Karim me espera pacientemente a que yo cruce la puerta para remover mi cabello con suavidad.

Se aprovecha de su estatura del demonio.

Lo miro mal y él solo ríe. La apariencia de malo se va cada que sus labios se ensanchan mostrando su bellísima sonrisa.

Aun no entiendo cómo podemos actuar normal con el hecho de que me corrí en manos de su hermano y al día siguiente me besé con él.

Dios, soy pecadora, pero ¿Cómo no caer ante ellos?

Con una sonrisa te dejan saber que irías al infierno por ellos una y otra vez. Eso parecía gustarles. No me molesta, al fin de cuenta, nos estamos conociendo, no de la mejor manera. Tal vez debería invitarlos a salir.

—¿Qué? ¿Cómo que la agente Rodríguez no responde? —Karim me toma de los hombros y me sacude un poco.

—Estoy bien, tonto —me quejo cuando aumenta la fuerza. Él para, me da la vuelta e impacta su pecho con el mío cuando me funde en un abrazo.

—Holi.

Río cuando cambia el tono de voz, revuelvo su cabello y beso su mejilla.

—Holi —devuelvo el saludo—¿Klaus no está?

—Nopi —se suelta de mi agarre para poder ir al salón donde Gema está sentada en uno de los sillones—Salió a una reunión con los maestros. Cosa de viejos. Zzzzzz.

—Respeta a tu hermano, niñito.

—Si pego la N a la O me da un resultado perfecto de: No.

Al llegar nos sentamos con Gema. Tomo mi carpeta y saco unos informes.

KALOPSIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora