02

619 65 3
                                    


TW: (SUICIDIO)

Alessa miraba las gotas caer sobre su ventana, adoraba la lluvia. Unos recuerdos no tan luminosos llegaban a su mente, haciéndola perderse en ellos.

—¡Malena! ¡Malena!- Gritaba su padre dentro de la habitación de su hermana.

—¿Papá? ¿Qué pasó?

Su pregunta se respondió automáticamente cuando notó la sangre en el suelo, llevando su mirada al causante del charco.

Y ahí estaba Malena, su hermanastra mayor, con un cuchillo clavado en su cuello, del que no paraba de brotar sangre.

El shock para la boricua fue instantáneo, su padre no paraba de llorar y lamentar todo a su alrededor.

—¡Una ambulancia! ¡Ve por ayuda!- Gritó desesperado sacando del trance a Alessa de inmediato, quién tomó el teléfono fijo encima de la mesa y marcó el número de emergencias temblando.

Ese día estaba lloviendo, y también observaba como las gotas caían mientras esperaba que su llamada fuera correspondida.

El agua se deslizaba lentamente por la ventana, así como se deslizaba su cordura por la borda cuando aún seguía en espera. De alguna manera su mente fue capaz de bloquear el desgarrador llanto de su padre, que era lo que más le dolía.

Su celular vibró notificando un mensaje, saliendo de aquella burbuja al instante miró la pantalla, donde un teléfono no registrado le había texteado. Entró al chat de inmediato, y así como entró lo leyó, sonriendo contenta.

Unknow
Hola, soy Mari :)
Juan me pasó tu número
Llegaste bien a casa anoche?

Un suspiro se le escapó de sus labios, y mordiendoselo tecleó rápido la respuesta.

Alessa
Ey, Mari 🙂
Si, si, gracias por traerme
Tú?

Mariana ✿
No es nada, un placer!
(Reaccionó con ❤)
Ps, al menos llegué, u know
Haces algo mañana?

Alessa
Jajaja
Hmm, no creo, además de la rutina, lunes... :/

Mariana ✿
Oh, claro claro
A la noche iremos a la playa, Vicky quería hacer algo antes de irse.

La duda le surgió en la cabeza a la boricua, ¿debía volverse a ir?

Por esa razón odiaba la fama, te da tanto material, pero te aleja de la gente que siempre está ahí, quienes valen más que cualquier premio, canción pegada o fan reciente.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Amelia con una sonrisa en el rostro.

—Mera, ya tengo el vestido- Dio unos cuantos saltitos de felicidad en su lugar, para acercarse luego a Alessa.

—¿Sí? Muestralo.

La bronceada le pasó su teléfono, donde mostraba una foto muy bien tomada de una modelo en un vestido de novia blanco con brillos de un azul tornasolado. Un velo la adornaba, y pedía a gritos ir a probarselo ya.

Another | M&MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora