05

483 55 25
                                    

—Sí!, ahora estoy contenta junto a mi madre y su novio en la casa, conseguí un trabajo en un mall así que... Todo marcha excelente..

Mentira.

Todo marcha extremadamente mal.

Ni siquiera había entrado a trabajar estos últimos días porque sabía que mi sueldo no rendía ni para tener un almuerzo decente, mamá no tenía problema en alimentarme, pero de ser dos a pasar a ser tres, era distinto.

¿Por qué mentía? ¿No podía decir simplemente que las cosas no iban como esperaba y que ansiaba volver a Añasco lo antes posible porque me habia arrepentido de esta decisión?

Pues, teniendo en frente a Victoria, Juan, Evelyn, Carlos, Amelia, su prometido y Mariana, era distinto.

De hecho, Mariana ni siquiera me miraba cuando yo hablaba, su vista se enfocaba en la comida o le resultaba más entretenido mirar puntos en blanco de la casa que escucharme a mí.

¿Qué pasaba? ¿Qué les pasaba?

Estaba cansada, no estaba contenta, más cansada que cuando trabajaba sin dormir en Puerto Rico, y volver a sentir ese característico olor a verano otra vez calmaba mi ansiedad.

—Que bueno que todo esté bien- Felicitó Victoria, pues claro, no podía faltar.

—Sí hija.. Todo esfuerzo tiene su recompensa, ya ves- Agregó Eve con ese tono dulce, yo sonreí a ambas pero con esa frase retumbando en mi cabeza.

"Todo esfuerzo tiene su recompensa.."

¿Acaso yo me estaba esforzando? Porque de recompensa no recibía nada.

Nada de bolsos caros, ropa cara, comida cara, salidas caras, nada de eso. Todo más hogareño, más familiar, más íntimo.

Todo más yo, porque no hacía falta un precio alto para definir una buena recompensa.

Simplemente paz, agua y arena, y un jugoso mojito helado con harto limón.

De repente todos los platos empezaron a juntarse, no dudé más y ayudé a levantar la mesa seguida de la mirada de Juan y Mariana, quien susurró en mi oído.

—Te extrañé, te espero en el patio para poder hablar- Dijo, la calidez de su aliento hizo efecto en mí pero mantuve la calma y simplemente asentí con la cabeza.

—Tú ve, yo los recojo por ti- Guiñó Juan al notar la cercanía de la morena y yo sonreí dándole las gracias luego.

Me encaminé hasta el patio donde también estaba la piscina en la que reflexionaba con Juan un mes y medio atrás.

Mariana estaba de espaldas con un cigarrillo entre sus dedos, cruzada de brazos y con una expresión seria. Contemplaba lo bonito que habían dejado el jardín mientras daba unas cuantas caladas al tabaco, y yo, me acercaba cuidadosamente.

—También te extrañé- Dije ya estando a su lado. Ella se giró al instante y me recibió con una sonrisa, la cual esperaba ver desde que entré por la puerta de la casa y la vi sentada en el sillón.

Abrió sus brazos esperando que me acurruque sobre ellos y eso hice, aspiré su olor tan rico mientras el abrazo se hacía más y más largo.

—Victoria ha estado insoportable- Susurró aun entre brazos- No paraba de preguntar si estábamos saliendo.

—Está celosa.

—¿De ti?

—Pues, no quiere verte con nadie más que con ella, yo también fui así con mi mejor amiga- Expliqué divertida, Mari negó y acarició mi espalda.

Another | M&MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora