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Dos meses después.

Me gustaba mucho vivir en Barrie.

La ciudad era muy bonita y llena de vida.

Las primeras semanas, permanecimos en el departamento, que alguna vez Tae, compartió con Namjoon. Después nos mudamos a una pequeña casa en las afueras, cerca de las granjas que dirigían algunas familias de la manada a la que pertenecía la familia Kim. Sin embargo, había conseguido un empleo en un Club Campestre, en la ciudad, por lo que continuaba conociendo más, de los lugares y atracciones que ofrecía aquel lugar. También tuve la oportunidad de combinar el estudio a distancia, con ese empleo.

Mi decisión de vivir con Taehyung, fue algo que sorprendió a mi tía Sarah y no de una buena forma. Le mentí y tuve que confesar que nunca estuve con mis amigas. No entendía ninguna de mis razones y al principio, se negó a hablar con Tae porque necesitaba que yo le explicara primero, qué diablos, se me había metido en la cabeza. Pasé un par de días en el chalet, hablando con ella y finalmente aceptó recibirlo. Conversaron a solas durante horas y tuvo que darle hasta el último detalle de todo lo que le preguntó. Además de pedirle que nunca dejara de tener comunicación con ella. Mi tía no podía detenerme y se despidió de mí, recordándome que su hermana también se había enamorado, sin remedio y huyó con mi padre, por no tener el consentimiento de mis abuelos.

Yo sabía bien esa historia, así de como llegué al poco tiempo a este mundo, cuando mi madre apenas tenia diecisiete años. Fue fácil entender que estaba intentando decir de una manera sutil, que aún era muy joven para tener hijos. No necesitaba explicarle que eso no estaba en mis planes, aún así le dije que no se preocupara. Entonces en cuanto nos instalamos en Barrie me encargué de buscar un buen método para evitarlo. Ni siquiera tenía veinte años y definitivamente no deseaba tener un bebé.

Desde el principal salón de eventos, del club campestre, se podía ver el atardecer, que ese día me pareció especialmente hermoso. Tenia una semana sin ver a Taehyung, porque además de estudiar, trabajaba con sus hermanos en el almacén de víveres más grande de la ciudad y que le pertenecía a su familia. En esa ocasión, acompañó a su padre, porque debía conducir uno de los camiones para hacer entregas y se trataba de largas distancias.

Era la primera vez que nos separábamos, lo que para mí era mucho tiempo y permanecí siendo vigilada por Jin, que se encargaba de esperarme en su camioneta, sobre la ruta del bus que usaba para ir a trabajar.

Nuestra relación era cordial, eso y nada más. Conforme pasaban los días, me di cuenta, de que su trato hacia su hermano y hacia mi, era de niñero. Namjoon en algún momento me dijo, que su madre le había pedido que estuviera al pendiente de nosotros, de lo que pudiéramos necesitar y se limitaba a eso. No se involucraba más allá. Aún así, estaba agradecida con él porque esa semana, esperaba paciente por mi, a la orilla de la carretera y me llevaba hasta mi nuevo hogar.

— Yo termino de guardar, Adley. Todo el día has estado ansiosa. — Ellie me sonrió y me arrebató el par de servilletas de tela que estaba doblando. — Vete ya.

— Faltan quince minutos.

— ¿Y qué? La señorita Bell, se ha ido. Además aún está JK y entre los dos podemos acomodar las cajas. Son muy pocas.

— Él ya terminó su turno y parece que salió a fumar.

— Lo llamaré.

— No lo molestes.

— Me debe una. — alcé una ceja y ella negó divertida. — Quería el número de una de las invitadas y se lo conseguí.

— ¿La morena bonita?

HUNTING [kth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora