V. Grietas

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A la mañana siguiente

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A la mañana siguiente.

Taehyung se despierta y se da cuenta de que está de nuevo en la misma habitación del día anterior. Los sucesos de anoche llegan como relámpagos a su cabeza y no puede evitar soltar una risita cuando se hizo el dormido al lado del alfa con el propósito de saber que haría, y para su gran sorpresa, Jungkook solo lo cargó en sus brazos y lo llevó directamente a la cama, depositó un cálido beso en su frente y cerró la puerta.

No le debería asombrar, pero en este mundo no se espera que un alfa sea amable o respetuoso. La mayoría de omegas terminan siendo víctimas de hombres sin escrúpulos que solo se justifican por ser la casta mayor en la jerarquía.

Estira sus extremidades y al voltearse, toma la almohada y la apresa entre sus muslos, luego hunde su rostro en el paraíso, y echa un bostezo.

Después de varios minutos diciéndose que se levantaría, por fin lo hace y se dirige al baño, lo primero que hace es verse en el espejo y notar algunas lagañas en su rostro, así que de inmediato se lava la cara con agua y al terminar, toma una pequeña toalla y seca su piel. Sus ojos se desvían hacia el sofá y se fija en otra muda de ropa junto con unas zapatillas muy bonitas de color blanco.

Se acerca y toma una, las detalla y al ver la marquilla de precio casi le da un infarto, eran casi setecientos cincuenta mil rublos, es decir, aproximadamente diez mil dólares.

Hace cálculos y se pregunta cuántas cajas de pizzas se podría comprar con todo ese dinero.

—¿Y si las vendo?

No era una muy mala idea, además de que apostaría que el alfa le daría las zapatillas que él quisiera, porque con lo poco que ha visto, Jungkook tenía la billetera gorda y no solo eso.

De inmediato se quita la ropa e ingresa a la ducha sofisticada, los chorros de agua tibia se deslizan por su piel y la sensación de relajación se cuela en su ser y su mente queda en blanco por unos segundos.

Hoy no tomaría un baño largo, puesto que quería irse temprano para ir a desayunar con su abuela, la comida que preparaba ella era un manjar exquisito y por nada del mundo se lo iba a perder, así que, con el dolor de su alma, termina su relajante baño y toma una toalla más grande, se seca por completo y empieza a vestirse.

Mientras seca su cabellera castaña, a su mente se viene la palabra "instituto" se había olvidado de sus clases, los trabajos y la suspensión, pero no podía hacer nada y tendría que recurrir con su abuela para que le hiciera alguna excusa de que estaba enfermo.

Toma sus preciosas zapatillas y al colocárselas, se acuerda de su celular, su pequeño bebé no lo dejaba ni para ir al baño, y no se cree el hecho de que no sepa en donde esté ¿Qué tal lo haya perdido? O de pronto lo dejó en alguna parte y para empeorar la situación, en silencio.

De inmediato sale del baño y en la mesita que estaba al lado de la cama, encuentra su amado celular. Lo toma y lo lleva a su pecho, respira aliviado y luego lo enciende.

Omega Pandillero | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora