XXIV. Silencio

418 59 18
                                    

Dos días después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dos días después.

Gaeun se encontraba sentada en una de las salas privadas del hospital, sus ojos transmitían cansancio, las profundas ojeras que tenían un tono oscuro solo reflejaban la pesadez tanto mental como física que estaba viviendo. El temblor en sus manos y los escalofríos han estado presentes durante las dos noches, la orden que dio el consejo fue sedar a Jungkook estrictamente hasta que las feromonas del alfa estuvieran por debajo de lo normal, como si se tratara de un beta, pero era peligroso, suprimirlo solo haría que los niveles colapsaran una vez que su hijo despertara.

—Deberías dormir un poco más —dice una voz lejana. Gaeun levanta su mirada y se sorprende al ver el rostro de Aylena, la mamá omega de Seokjin.

—Perdóname... —susurra entre lágrimas—. Jungkook casi mata a Sabina, sabes que él nunca le haría daño, pero las cosas simplemente se salieron de control... —Aylena se sienta a su lado, acomoda su vestido blanco y fija sus ojos avellana hacia la pared, arregla los mechones de su flequillo y echa un suspiro profundo. Sabía perfectamente los riesgos, pero jamás pensó que Jungkook sería acorralado de esa manera a tal punto que no pudiera frenar sus propias feromonas y su esposa fuera descuidada al acercarse al alfa cuando sus ojos dorados estaban presentes.

—Sabina está estable, aunque aún sigue en cuidados intensivos, los doctores me dijeron que mi alfa recibió bien el trasplante de mis feromonas, ya que las feromonas de Jungkook eliminaron por completo las de ella —explica calmada y abre su pequeño bolso, saca un pañuelo y se lo entrega a Gaeun, la reconforta acariciando su espalda y reposa su cabeza en su brazo.

—Casi muere... —expresa la omega con el pañuelo aun temblando—. Si ese militar no le hubiera disparado en el brazo a mi hijo, Jungkook hubiera podido controlar sus emociones, pero esos malditos lo hicieron de aposta Aylena, lo hicieron para que él se desestabilizará.

—Todo fue por culpa del segundo jefe, si él hubiera mantenido la boca cerrada sin la necesidad de insultar a Taehyung, no habríamos llegado a tales extremos —expresa con rencor Aylena y observa los ojos azules de Gaeun—. En el instante en que Jungkook apreso el cuello del alfa y sus ojos dorados se mostraran, debieron colocarse las mascarillas y salir del lugar, sin embargo, entiendo la preocupación de mi esposa al ver que Jungkook estaba dispuesto a matarlo, pero sus feromonas se descontrolaron justo en el momento en que Sabina se acercó a ellos para separarlos, aunque lo logró, desafortunadamente mi esposa inhalo una mínima parte de sus feromonas, si no fuera porque Tzuyu la socorrió al colocarle la mascarilla, Sabina hubiera muerto ahí.

Tzuyu les comento que una vez que pudo salvar a Sabina, vio delante de sus ojos como Jungkook se desplomaba sobre el suelo inconscientemente y con la sangre esparciéndose en su brazo. Varios militares aprovechan la conmoción para dispararle, sin embargo, con el cuerpo de Sabina convulsionando de a poco, se colocó como un escudo delante de Jungkook para protegerlo.

Aylena la abraza y siente un vacío en su pecho, los horrores que vivió Gaeun cuando apenas Jungkook era un niño, fueron tan devastadores que la llevó hasta al borde del suicidio, pero se mantuvo fuerte por su hijo, por el amor de verlo crecer y protegerlo, de darle al menos una mínima crianza buena dentro de un entorno tan pesado como lo era estar en una mafia.

Omega Pandillero | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora