XX. Oscuridad

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Al llegar a uno de sus exclusivos recintos donde se hospedaba, deja al beta en su cama, lo analiza por varios segundos y cierra sus ojos por varios segundos al no ser capaz de sacar de su cabeza los pequeños jadeos que provenían de esa boca a la c...

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Al llegar a uno de sus exclusivos recintos donde se hospedaba, deja al beta en su cama, lo analiza por varios segundos y cierra sus ojos por varios segundos al no ser capaz de sacar de su cabeza los pequeños jadeos que provenían de esa boca a la cual ya le tenía ganas. La necesidad de su piel al querer contacto con la suya, estaba creciendo y sus impulsos se encontraban cada vez más frenéticos al no poder controlar los pensamientos pocos sanos que tenía.

Se quita el blazer y deja su celular sobre la mesa de cristal, desabrocha su camisa junto con el chaleco antibalas y pone las dos armas a un lado, las navajas caen al suelo y al recoger una, la coloca al frente de su rostro, su mirada se desvía hacia los ojos del beta que justo lo estaban observando con nerviosismo, y un deseo retorcido empezaba a emerger, de nuevo coloca su vista en la punta afilada y sonríe.

Nunca había estado con un beta hombre, no eran de su interés, pero ese chico que evitaba cualquier contacto visual con él, le produjo curiosidad, era como ver un juguete nuevo, quería ver que hacía una vez que lo utilizara...

Al acercarse, se sienta a un lado y detalla como cruza sus brazos al frente de su abdomen y ejerce presión en ella. La droga provenía de los chinos, Jungkook dio el aval de la entrada al país, pero no pensó que su propio omega bloquearía el ingreso de dicha droga a la capital. Su auge entre los jóvenes y en la casta de los betas, fue una bomba, el interés por consumirla y experimentar un celo, podría llegar a ser peligroso, sus hormonas estaban a un nivel regular, pero la droga afectaba aquello y provocaba un desequilibrio en su cuerpo.

No comenzaría de la mejor manera, pero tampoco iba a desaprovecharlo.

—¿Sabes quién soy? —pregunta en un tono bajo y Hoseok eleva su mirada, sin embargo, una punzada en su vientre bajo hace que se retuerza y suelte un jadeo.

—Seokjin... —sus palabras se debilitan a medida en que los segundos transcurren y el alfa sabe lo que está a punto de cometer. Se acerca a su oído y antes de susurrarle, se relame sus labios.

—Vamos a olvidar todo por un momento... —muerde su lóbulo y saca su lengua, delinea sutilmente cada trazo dejando un camino lleno de saliva y pequeñas mordidas que empezaban a excitarlo por la reacción que provocaba en él. —Y solo concéntrate en mí.

Desliza las yemas de sus dedos sobre el dorso del beta y toca las vendas que cubrían parte de su brazo, ladea su rostro y levanta sus cejas al darse cuenta de cierto detalle. Sujeta ambas muñecas y las lleva sobre su cabeza, Hoseok queda totalmente desprotegido ante la mirada de un cazador que estaba a punto de jugar.

—Duele... —lloriquea y sus pupilas empiezan a dilatarse. La palma de su mano toca su desnudo abdomen y siente como su piel hierve, como si tuviera fiebre, pero era por la droga que estaba haciendo efecto en su sistema. Se acerca a los labios del beta y se fija que respira sofocado por la boca, lo mira de nuevo a sus ojos y puede percibir que tiene miedo y lo peor, es que le gustaba.

Omega Pandillero | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora