XVIII. Fuego

689 56 14
                                    

Hospital privado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hospital privado.

En una de las habitaciones del último pasillo, estaba Taehyung recostado en la cama mientras observaba el florero. Una pequeña nota se divisaba en la esquina y el vago recuerdo de la noche pasada lo atormenta.

Nunca llegó a imaginar el nivel de discusión que podía tener con un alfa, pero sobre paso sus límites. Jungkook en ningún momento cedió y él tampoco, sin embargo, si pensó que las palabras del alfa eran solo un fraude, lamentablemente no, porque terminó recibiendo un castigo que le dejo temblando hasta el alma.

La tenacidad de ese hombre era indiscutible y cuando lo probó, supo que estaba arrinconado bajo su mirada afilada, Jungkook le había mostrado una de sus peores facetas, pero para su condena, acabo convirtiéndose en un deseo, en una sed que necesitaba saciar a cualquier precio.

Su mirada violeta se alza cuando observa la puerta y se fija en la figura de él entrando en completo silencio, su mal humor ya es palpable por sus feromonas, una clara advertencia que le envía señales de rechazo, pero como la mayoría de alfas no entienden de eso, terminan desapareciendo la milésima parte de paciencia que poseía en casos de emergencia.

—¡Lárgate! —expresa Taehyung serio y su risa hipócrita, hace que termine respirando profundamente para no querer matarlo.

—¿No me extrañaste? —se acerca a la cama y se sienta en frente. Sus ojos negros con aquel brillo, lo dejan dudoso.

—¡No tengo la maldita paciencia para soportarte hoy! —lo jala de la corbata con el brazo lesionado y el alfa desvía su mirada hacia la herida vendada—. Me has retenido durante dos putas noches ¿Crees que te voy a recibir de manera cordial? —expresa con una voz gruesa y aprieta las sabanas.

—Fui bastante claro, Taehyung —acaricia su dorso y baja su mirada hacia sus labios. —Una sola herida en tu cuerpo, y te castigaría —las ganas de besarlo en ese mismo instante, se estaban convirtiendo en su mayor pecado.

El recuerdo de ver a su mariposa dispararle sin ningún tipo de remordimiento al alfa, lo dejaron sin palabras. Su mirada sin ninguna demostración compareciente le dieron entender varias cosas, y una de ellas, es que, él no tenía miedo de morir.

¿Qué clase de alma estaba albergando ese cuerpo de omega?

—Es mi maldito problema. Yo veré que hago con mi cuerpo, y si me quiero follar a un alfa, lo hago y ya —deja de sostener su corbata y siente como las feromonas del alfa se vuelven pesadas al inhalarlas.

—El único que te podrá follar ese culo, es Jeon Jungkook —sujeta su mejilla y le da un casto beso en su mejilla.

El omega se aleja y entreabre su boca, lame sus labios y deja escapar una pequeña risa burlona. Él creía que le pertenecía por el simple hecho de ser destinados, y no, ni siquiera eso le impedía hacer ciertas cosas, y sin más dilación, le propina un puño en su rostro.

Omega Pandillero | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora