Capítulo #5

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A veces la vida nos juega cartas que nos desconciertan y arrastran a laberintos que nos hace imposible salir por cuenta propia.

Losrayos del sol entraban por los ventanales acariciando como cuchillas de fuego su cara. No sabía en realidad donde se encontraba y por qué era tan intensa la luz de la mañana. Entonces recordó que estaba en Las Vegas y que el sol era el rey en este lugar.

Candy parpadeó un par de veces antes de por fin abrir los ojos. Intentó con uno, luego con otro, pero se dio por vencida; definitivamente no le respondían.

Le dolía todo... Literalmente todo. Su cabeza era un remolino; no sabía donde estaba y peor aún, no podía permanecer con sus ojos abiertos por más de dos segundos.

«Cómo había llegado a este estado», pensó mientras subía su mano a la frente, tratando de calmar la aflicción que llevaba con ella.

— ¡Qué dolor tan fuerte! —exclamó para sí, luchando por despertarse y poner en orden todo lo que sentía.

Aún no llegaba a su memoria los recuerdo de la noche anterior y su cuerpo estaba adolorido, en especial su zona sur. No tenía la más mínima idea de lo que había pasado y lo que peor era que no podía abrir sus ojos.

Sintió su desnudez debajo de las suaves sábanas y entonces todas sus alarmas se encendieron.

Pánico comenzó a florecer en su interior. Ella no era de las que dormía en ropa de Eva y menos en un lugar que no era su hogar. Sacó fuerza de donde no tenía, giró un poco la cabeza, abrió con pesadez sus ojos y se encontró con un rostro familiar junto a ella.

***

En otra habitación del mismo hotel Annie continuaba llorando sin consuelo, la noche completa fue un suplicio para ella; mientras Archie intentaba por todos los medios lograr que su futura esposa entendiera que el no tuvo la culpa de lo sucedido.

«Quizás debió tener más precaución mientras bailaba», pensaba sentado en la alfombra de aquel lugar. Nunca había visto a Annie tan molesta y con tanto dolor en sus ojos.

Él se había jurado cuidarla y jamás dejar que nada, ni nadie le tocara ni con el pétalo de una rosa, y hoy él era responsable del sufrimiento de la morena por no notar que otra invadía sus labios.

Annie se levantó de la cama, tomó su maleta y comenzó a colocar su ropa en ella, no permitiría que Archie jugara de esta forma. Lo amaba más que a nada en esta vida, pero tenía orgullo y dignidad.

— ¿Qué estás haciendo? —interrogó al verla moverse de un lado a otro mientras arrojaba todo a su equipaje. Se levantó y colocando su mano entre su pelo, esperó que ella le hablara.

— ¿No es obvio? ¿Acaso necesita que te explique lo que hago? —respondió molesta y cansada de todo.

— ¿No crees estás siendo drástica al actuar de esta manera? –insistió tratando de calmar la irritación que comenzaba a surgir entre su pecho.

— Me voy, Hablaré con Candy y nos regresamos a casa. —se detuvo a verlo un segundo.— Busca otra que acepte tus bajezas.

— ¿No entiendes que no hice nada? —gritó desesperado— Al primero problema sales corriendo dejando todo al aire.

— ¿Crees que podremos tener un matrimonio sano de esta forma? —apuntó el joven mientras caminaba a ella. Debía hacerla entender de alguna manera.

— Ya no tienes que preocuparte por ello. No. Me. Voy. A. Casar. Contigo. —dijo con cierto malestar haciendo que el castaño explotara y nuevamente comenzarán a discutir.

Boda en Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora