Capítulo 10

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Bastaba un segundo para que la vida se ponga patas arriba, la posibilidad de que todo se desbarate es eminente cuando se pierde el control.  Era el pensamiento del castaño mientras conducía a casa.

A veces lo simple de la vida hacía que fuese más compleja, un momento, un desliz y nada volvería a ser como antes.  Un viaje a la ciudad del pecado; Las Vegas, ponía en juego lo que tanto había trabajado.

Terrence, caracterizaba desde joven por su aguda intuición, por ser muy perspicaz, por el excelente sexto sentido que tenía con los negocios y las mujeres; sin embargo, jamás imaginó que una pecosa con ojos llenos de inocencia fuese la protagonista de un plan tan ruin. 

Una mujer que traía a la luz, heridas que juraba hubo enterrado en lo más hondo de su ser.

Desde lejos pudo ver la residencia de sus padres, ellos preferían vivir en New Jersey y aunque el castaño tenía tu apartamento en Manhattan con vista a Central Park, esta era su hogar

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Desde lejos pudo ver la residencia de sus padres, ellos preferían vivir en New Jersey y aunque el castaño tenía tu apartamento en Manhattan con vista a Central Park, esta era su hogar.  El lugar que Rosmery convirtió en el favorito de todos.

La dulzura y protección de la mujer logró que pusiera detrás los recuerdos de Eleonor.  Ella se convirtió en la madre que nunca tuvo.

Se fijó en la imponente estructura de ladrillos frente a el y por primera vez en las últimas horas, sonrió.  Aquí descansaría y encontraría la paz que necesitaba en estos momentos.

Bajó del auto y le entregó las llaves a Luis, el chofer de sus padres, le saludó con una leve sonrisa y se dirigió al estudio donde le esperaban.  Caminó con pasos decididos hasta llegar a la enorme puerta de caoba y tocó levemente para proceder a entrar.

Había escuchado los murmullos de sus padres y por supuesto de su hermano, Anthony, quien al verlo se levantó y le abrazó fuertemente.

— Me acaban de contar lo sucedido —indicó al soltar el agarre de Terry— ¿Estás bien? —inquirió preocupado por su hermano.  Anthony le conocía como nadie, era su mejor amigo, su hermano,

— No sé —respondió de forma sincera, mientras se dirigía a saludar a sus padres.  Entre ellos no existían secretos, ni mentiras, menos mascarás. 

— ¿Qué sucede hijo? ¿A caso ella no quiere darte el divorcio? —inquirió Rosmery preocupada.  Su tono era desesperado y la angustia se podía ver reflejada en sus intensos ojos verdes.

Terry la miró y recordó unos muy parecidos que acababa de ver y que al igual que su madre expresaban tanto. 

«¿Por qué me siguen tus ojos, Candy? Debo sacarte de mi cabeza», pensó por segundos mientras buscabas las palabras para continuar.

— Ella ha aceptado firmarlo. —respondió acercándose al mueble más cercano y dejándose caer como quien pierde todas las fuerza.

¿Qué le sucedía? No era normal en él descontrolarse por una mujer, y menos por una que jugó tan bajo.

Boda en Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora