Capítulo 12

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Terry estaba frustrado y molesto. Deseaba haber llegado unas horas antes al aeropuerto, pero ahora ya no podía hacer nada más que esperar que el avión aterrizará y buscarla.

«¿Qué juego era este que Candy tenía?», pensó mientras daba la media vuelta y salía del área de espera para ir a su oficina. Desde allí podría encontrarla en minutos.

Poseía los medios, el dinero y favores de varias importantes personas que, con solo una llamada, obtendría cualquier información que deseaba. Al fin y al cabo, era una de las principales ventajas que tenía su apellido, las conexiones e influencias.

De vuelta por los mismos pasillos que antes corrió, ahora miraba a las personas mientras analizaba todo lo que estaba sucediendo.

Tenía que pensar con la cabeza fría y dejar de involucrar los sentimientos que esta mujer despertaba en él.

Sintió la vibración de su celular y lo tomó de su saco para el leer el mensaje de su padre:

—Dirígete a la casa— le mandó su padre.

Típico de su Richard, era como si diera una orden y todos debían obedecer sin cuestionar, era la forma en que su progenitor actuaba siempre: Frío y calculador, no obstante, era el hombre que más admiraba y respetaba en todo el mundo.

Su padre levantó un imperio y una fortuna; triplicando la heredada por su abuelo, tenía un ojo increíble para los negocios; mismo que el castaño poseía y usaba de forma excelente.

Llegó a la casa y al entrar al estudio encontró sentada a su madre junto a Anthony, quienes hablaban de todo lo que le estaba sucediendo a Terry y lo preocupados que se encontraban con ello.

La atmósfera en la casa se había estado bajo mucha tensión a medida que los días corrían y no recibían un cierre al matrimonio de la joven pareja.

Al verlo, la rubia sonrió esperanzada de obtener por fin el resultado por el cual había estado orando todos estos días: El divorcio de Terrence & Candy. Pero al ver la cara de su hijo entendió que algo sucedía.

El castaño caminó hasta ellos y se sentó en el sofá de enfrente, dejó caer todo su cuerpo y respiró profundamente.

— ¿También a ustedes les ha pedido estén aquí? —inquirió con dudas.

— Ya conoces a tu padre —respondió la mujer— Cuando quiere que estemos toda la familia reunida, es como si fuese una orden militar.

— Creo que padre fue Capitán del Army en su vida pasada —añadió sonriendo logrando que le acompañaran— ¿Ya por fin volviste a la soltería? —preguntó aquello que Rosmery moría por saber, pero trataba de no abrumarlo, ya que entendía como se encontraba con dicho tema.

— No —respondió cambiando el semblante a uno más sobrio— Esto cada vez se pone más difícil. —contestó mirando a su madre— Está embarazada.

— Es imposible —exclamó con horror la mujer mientras se llevaba la mano a su boca.

«La historia de Eleonor se repetía», pensó y su cara se entristeció al comprender todo lo que esto significaba para su hijo.

— Bueno, madre, es bien posible cuando un hombre y una mujer tiene relaciones, en especial la noche de boda... Si quieres te busco el libro de las abejitas y las flores.

— Este no es momento para tus juegos Anthony —reprendió Rosmery al rubio— Esto cambia todo.

— Lo peor es que se fue —confesó.

— ¿Qué estás diciendo?

— Se largó —su tono era de molestia y frustración— Tomó sus cosas, vendió las demás, subió a un avión y se marchó sin decirme que lleva a mi hijo en su vientre. ¡Yo tenía derechos a saberlo!

Boda en Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora