En el vibrante entorno de Londres, la vida de Zamira Hawthorne, una adolescente de 16 años, toma un giro inesperado al cruzarse con los hermanos Sterling, quienes, a pesar de compartir lazos de sangre, son polos opuestos. Caleb, el mayor, es la pers...
Después del concierto con Hiram, Zamira se encontraba en un torbellino de emociones. La actuación de Hiram había sido reveladora, mostrando un lado de él que la había cautivado profundamente. Mientras reflexionaba, su hermana mayor, Sofía, entró en su habitación.
"¿Cómo te fue anoche?" preguntó Sofía con una sonrisa.
"Fue... increíble. Hiram es tan diferente en el escenario," respondió Zamira, aún envuelta en sus pensamientos.
"Suena como si realmente te hubiera impresionado," comentó Sofía, sentándose a su lado
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Justo entonces, el teléfono de Zamira vibró con un mensaje de Messenger. Esperando que fuera Hiram, abrió la aplicación y se sorprendió al ver que era un mensaje de Caleb, invitándola a comer helado después de la escuela al día siguiente.
"¿Qué hago, Sofía?" preguntó Zamira, mostrándole el mensaje. "Me gusta Caleb, pero después de anoche con Hiram, estoy aún más confundida."
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Sofía le dio un consejo: "Sal con Caleb, Zamira. Te ayudará a entender mejor tus sentimientos. No hay prisa en tomar una decisión."
Zamira, aunque insegura, aceptó la invitación de Caleb. Pero la inquietud no la abandonaba. Llamó a su mejor amiga, Lily, para contarle todo. Lily la escuchó atentamente y luego dijo: "Explora tus sentimientos, Zamira. No tienes que decidir ahora mismo. Solo sé honesta contigo misma."
El resto del domingo lo pasó con su familia, leyendo y dibujando, intentando despejar su mente. Pero las imágenes de Hiram en el escenario y la dulce sonrisa de Caleb seguían rondando en su cabeza. Cada uno de ellos despertaba emociones y preguntas diferentes en su interior. "¿Cómo puedo sentirme tan atraída por dos personas tan distintas?" se preguntaba Zamira.
El arte siempre había sido su refugio, y mientras dibujaba, trató de plasmar sus emociones en el papel. Los trazos revelaban una mezcla de alegría, confusión y un anhelo de claridad.
Esa noche, Zamira se acostó pensativa. Sabía que el helado con Caleb sería agradable, pero una parte de ella se preguntaba si estaría comparándolo constantemente con Hiram. "¿Es justo para Caleb? ¿Es justo para mí?" reflexionaba.
A la mañana siguiente, se despertó con un sentimiento de anticipación. La cita con Caleb sería una oportunidad para explorar esa parte de sus sentimientos, pero también sabía que no podía ignorar lo que había sentido con Hiram. "Tengo que ser honesta conmigo misma y con ellos," se dijo, decidida a enfrentar sus emociones con valentía.
Mientras se preparaba para la escuela, Zamira se prometió mantener la mente abierta y el corazón dispuesto a entender lo que realmente deseaba. Sabía que, independientemente de lo que decidiera, tenía que ser una elección que respetara tanto sus sentimientos como los de Caleb y Hiram.
