Pov Liz:
Enrollé la toalla alrededor de mi cuerpo acariciando suavemente la pequeña barriga de embarazo que se estaba formando, tenía aproximadamente 4 meses, sin duda alguna el tiempo volaba, parecía que fue una eternidad cuando vi por última vez aquellos ojos azules que me robaban suspiros noche y día. Aún así procuraba mantener mi mente ocupada en otras cosas, como en mi trabajo de ensueño o Jason, sin duda el chico me había demostrado en este poco tiempo que era un amigo de verdad y nunca se había apartado de mi, cuidándome emocionalmente y distrayéndome en cuanto mi mente me hacia sufrir por el recuerdo de James. Es por eso que le debía todo y cada vez le cogía más cariño.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por los toques en la puerta del baño seguidos de la voz del rizado.
-Liz, que llegamos tarde-
-Ya voy!!- respondí mientras me apresuraba a secarme y ponerme la ropa.
Me coloqué unos Jeans de bota ancha bastante cómodos y una camiseta de Black Sabbath la cual pertenecía a mi amigo, ya que las mias empezaban a quedarme pequeñas por el embarazo Jason se había ofrecido a prestarme las de él sin problema ya que yo todavía no había tomado la iniciativa de comprar ropa de maternidad. La idea todavía se me hacía algo extraña y siendo tan joven no me sentía preparada para dar ese paso, tampoco quería llamar mucho la atención en la calle...Suspiré y abrí la puerta siendo golpeada de inmediato por el delicioso aroma del pan recién tostado, me dirigí a la cocina y me encontré a un Jason cocinero sirviendo un apetecible desayuno.
-vamos, tienes que comer- dijo ofreciéndome un plato con tostadas untadas en mermelada.
-Eres un cielo,¿ lo sabías?- respondí con admiración.
-Sí, lo sé ahora come- respondió acariciando mi cabeza con cariño.
Sin dudarlo dos veces me senté en el taburete de la barra de la cocina y empecé a disfrutar del desayuno. Desde hacía unas semanas, el rizado se quedaba ciertas noches en mi apartamento cuando me veía especialmente triste, el siempre sabía cómo animarme de algún modo y me hacía sentir acompañada y querida. Esta misma noche había tenido una pesadilla insoportable, donde me veía siguiendo a James en un aeropuerto. Lo veía destrozado y cansado, quería abrazarlo, decirle que todo iba a estar bien... Pero no me podía ver y era como si yo fuera un simple fantasma... Intentaba detenerlo cuando se metía al baño y lo veía esnifar cocaína, pero una fuerza invisible me retenía en una esquina, como un castigo, verlo desfallecer mientras algo me petrificada siendo simplemente una observadora. Las lágrimas se hacían presentes en mis ojos sin poder generar ningún ruido o grito desde mi garganta viendo horrorizada como al caer brotaba sangre de su cabeza. Ahí fue cuando desperté agitada, y lo único que pide hacer fue llamar a Jason por teléfono, el cual al oírme sollozar al otro lado de la linea no dudó ni un segundo en aparecer frente a la puerta de mi casa lo más rápido posible.
-¿Que te parecen? - preguntó Jason interrumpiendo mis pensamientos.
-¿eh, a qué te refieres?-
-a las tostadas, ¿A que más va a ser?- preguntó el chico.
Yo me sentí avergonzada y contesté.
-ah claro, están muy buenas, gracias Jase-
Él me miró con preocupación y agarró mis manos con cariño para mirarme fijamente a los ojos.
-Liz mírame, fue solo un sueño¿vale?-
-lo se, se que es tonto que me afecte tanto- respondí algo avergonzada.
-no digas eso, estos últimos meses han sido duros para tí, lo que me preocupa es que sigas comiéndote tanto la cabeza-
-Ya se me pasará, lo prometo- dije tristemente.
Él asintió y depósito un beso en mi frente, ese pequeño gesto fue suficiente para hacerme sonrojar, sin duda el rizado era una dulzura conmigo.
Despues de terminar el desayuno que él había preparado nos apresuramos a salir directos a el trabajo, donde Eddie ya se encontraba abriendo la tienda.
-buenos días muchachos- dijo el hombre la vernos esbozando una sonrisa.
-buenos dias Eddie- respondimos al unísono.
Los ojos de él se fijaron directamente en nuestras manos entrelazadas y sonrió de manera sutil. Al darme cuenta me solté disimuladamente rezando a dios por no haber enrojecido de la vergüenza.
-Jason, ayer encargaron a ultima hora un pedido de una serie de vinilos de heavy metal para esta mañana, ¿podrías hacerlo tú? - pregunto el dueño de la tienda.
El chico asintió entusiasmado pues a él le apasionaba ese genero y su jefe lo sabía .
-ahora mismo me pongo- respondió entrando como un rayo a la tienda.
-Yo iré a ver si está todo en orden con los instrumentos- dije un poco incomoda para intentar escabullirme de inmediato.
-no deberías de avergonzarte-
-¿Qué?- pregunté dándome la vuelta esperando no entender a qué se refería.
-Jason te quiere-
Si ya había enrojecido ahora mismo me encontraba como un tomate
-somos amigos, es natural que nos queramos- dije intentando disimular el sentimiento de incomodidad que sentía.
-no te quiere como amiga querida Liz- respondió él- es más que obvio ¿No has visto como te mira?-
Yo me quedé perpleja con las palabras que decía y sin poder decir nada más asentí todavía avergonzada y me metí en la tienda como alma que lleva el diablo dispuesta a reflexionar sobre lo que Eddie había dicho.
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De Vuelta (James Hetfield/ Metallica
Historical FictionSegunda parte de Hasta la luna roja