Abracé a winter mientras el canino repartía besos por mi cara. Era un perro muy especial y de eso no cabía duda, nunca llegaría a entender que clase de magia o misterio encerraba, pero lo que si sabía era que lo echaría mucho de menos.
Me incorporé y miré a Jason con los ojos en lágrimas.
- nunca me cansaré de darte las gracias Jase- musité mientras agarraba del asa mi maleta.
-y nunca me cansaré de decir de nada-
Yo tragué saliva cuando escuché por el megáfono anunciar la salida de mi vuelo en breves minutos. Mi amigo soltó un suspiro y dio un paso adelante.
-espero que todo salga bien, y si en algún momento me necesitas o quieres darme una oportunidad voy a estar aquí-
Yo asentí y lo abracé fuertemente. Al romper el contacto él acercó su cara a la mía y pidió permiso con la mirada. Acorté la distancia y le di un dulce beso en los labios... Uno el cual sería inolvidable.
-cuida bien de Winter hasta que regrese por favor - supliqué al separarnos.
-no lo dudes-
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Ya me encontraba en París, el viaje había sido largo y algo angustioso con todos los sentimientos que se habían mezclado en mi interior. Eso junto con las nauseas que había sufrido a causa del embarazo, estuve viajando cada dos por tres al baño a vomitar. Aún así me sentía más tranquila de estar al menos más cerca de James.
Al salir del aeropuerto la brisa fría parisina me golpeó en la cara, era la primera vez que estaba ahí y me sentía perdida e insignificante.
Saque la hoja de papel arrugada en mi bolsillo que contenía la dirección del hospital. Mira a mi alrededor y me dispuse a coger el primer taxi que pude.
- ¿está libre?- pregunté al conductor que fumaba con la ventanilla bajada mienstras esperaba trabajo.
Él se limitó a decir sí con la cabeza y me apresuré a subir a los asientos de atrás, donde le entregué el papel y él arrancó de inmediato a mi destino.
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Ahí estaba en el Hospital de la Pitié-Salpêtrière, el más famoso de Paris. Sin duda imponía con tan solo ver la fachada y el tamaño que tenía.
Le pagué al taxista y me bajé con mi maleta de mano para entrar al lugar lo antes posible. Nada más entrar me vi perdida en aquel lugar desconocido para mí.
Me acerqué entonces a lo que parecía la recepción y una chica empezó a a hablarme.
-Bonjour mademoiselle, comment puis-je vous aider ?-
Mi cara sin duda debió de ser un poema, francés nunca fue lo mío en la escuela y es por eso que agradecí enormemente que el inglés fuera el idioma principal.
[Pequeña nota: obviamente está historia está escrita en español XDDDD pero doy por hecho que el idioma que hablan los personajes es inglés ya que son de Estados Unidos]
-¿Habla usted inglés?- dijo entonces la misma chica.
- si, gracias... Verá, vengo a visitar un paciente, James Hetfield, soy familiar de su compañero Cliff Burton -
-espere- dijo mirando en un ordenador.
Yo guardé silencio nerviosa mientras jugaba con mis manos.
-3° planta sección A habitación 12, mi compañero la guiará-dijo mientras le hablaba a uno de los enfermeros que estaban ahí parados.
Este era un hombre de unos 40 años alto y moreno, me hizo una seña para que lo siguiera lo cual adiviné que no hablaba inglés. Fui detrás de él por pasillos eternos por los que me perdí. Ya no sabía por donde había entrado.
Fue cuando vi a los chicos en un pasillo a lo lejos que me tranquilice de inmediato y me alegré. Ahí estaba Cliff, corrí a saludarlo y lo abracé.
-Lizzy!! Cuanto tiempo sin verte-
-Lamento que sea así - añadí
Lars que estaba dormido en una silla acurrucado con la cabeza en el pecho de Kirk, el enano dio un bote al escuchar mi voz y exclamó:
-Eyyy mi Burton favorita ha vuelto-
-auuuch, mira que eres insoportable pedazo de pitufo, me has hecho daño- dijo el guitarrista sobándose la barbilla donde había recibido el cabezazo de su compañero. Yo solté una pequeña risa, olvidaba la facilidad que tenían para ponerme de buen humor.
-este par de homosexuales andan más insoportables que de costumbre- dijo Cliff rodando los ojos, tenía unas ojeras enormes que denotaban su cansancio.
-Hola chicos, me alegro de veros- dije dulcemente saludando a los otros dos miembros de la banda con un abrazo.
-pensábamos que te habías olvidado de nosotros - replicó el rizado con un puchero.
-creeme que no... Solo necesitaba tiempo para mí sola- dije algo triste.
-sí fue por el idiota de Jaime créeme que nos habría rentado más sacarlo de la banda y contratarte a ti- dijo el danés.
-no sabes lo que dices Lars... ¿Que tal sigue él?- pregunté
-Igual... Los médicos no ven progreso- respondió Cliff.
Yo suspiré algo asustada.
-¿Y Corinne y el niño?-
-descansando en el hotel, prefiero mantenerlos fuera de esto... ¿Has dejado a winter en Denver?-
-sí, lo está cuidando un amigo...-
Cliff asintió y todos quedamos en un solencio incómodo.
-Bueno...voy a entrar a verlo- dije nerviosa.
Todos me miraron con tristeza y asintieron mientras yo procedía a abrir la puerta con manos temblorosas.
Al otro lado la habitación era bastante decente para ser de hospital, era amplia y tenía una ventana que daba a un bonito jardín y por donde llegaban a colarse algunos cálidos rayos de sol.
En la camilla conectado a un sin fin de tubos y maquinas se encontraba James, se me encogió el corazón al verlo en ese estado y no pude evitar empezar a llorar. Me acerqué a él y sostuve una de sus fuertes manos de guitarrista entre las mías.
-James... Estoy aquí, siempre lo he estado, nunca te he dejado solo- dije en un susurro.
Él permanecía inmóvil en su lecho, y a pesar de encontrarse en esas condiciones me seguía pareciendo el hombre más atractivo que mis ojos podían observar.
-Dios... Te quiero tanto, ojalá no te hubiera gritado ese día en el parque, ojalá te hubiera seguido y lo hubiésemos arreglado todo... Pero ahora estoy aquí y no me pienso ir, no me dejes tú por favor marchar- dije empezando a sollozar aún más.
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De Vuelta (James Hetfield/ Metallica
Ficção HistóricaSegunda parte de Hasta la luna roja