- Capítulo XLIII -

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Una hora se transformó en dos, cuando se dieron cuenta habían pasado cuatro largas horas y las tres todavía seguían en aquel edificio.

"Lo siento por la espera de verdad, pero ahora sí que se pueden ir" Dijo la agente Russell acercándose a ellas y pasándole a Valeria todos los papeles que necesitaban entregarle a sus abogados.

Valeria estaba sentada en su silla de ruedas, Yuri estaba en una de las sillas de la sala de espera con Mia en sus brazos, la niña tenía la cabeza apoyada en su hombro y se estaba quedando dormida ya que estaba tremendamente aburrida.

"¿Podría alguien llevarnos a nuestra casa?" Preguntó Yuri.

Tras su declaración ante los agentes, Yuri le había enviado un largo mensaje a su hermana explicándole todo y pidiéndole que hablara con el resto de su familia, pero en aquellos momentos no quería llamar a su padre o a Alix para que la viniesen a buscar, solo quería llegar a su casa.

"Claro" Dijo la mujer rápidamente "Yo misma las llevaré, vamos".

Yuri asintió poniéndose de pie, Mia en lugar de soltarla la rodeó con sus brazos y sus piernas aferrándose a ella.

"¿Puede... Ayudarme con Valeria?".

La agente se apresuró a asentir y le dedicó una sonrisa a Valeria antes de comenzar a empujar la silla, Valeria podía empujarse a si misma durante pequeños recorridos, pero no podía hacerlo durante mucho tiempo porque comenzaba a dolerle el brazo.

Las cuatro comenzaron el camino de vuelta al garaje, Yuri estaba agotada, y cargar con el cuerpo de la niña de diez años no estaba ayudando, pero si su hija la necesitaba, ella no se iba a negar.

Llegaron a su edificio, por suerte la agente se ofreció a ayudarlas a subir, Mia se había despertado, pero Yuri tenía que empujar la silla de Valeria, además de llevar las maletas de su novia y de su hija, no podría haberlo hecho sola. Cuando llegaron a la puerta, Yuri tomó las llaves que la agente le ofreció, ya que todavía no se las había devuelto después de que el equipo técnico del FBI retirara los micrófonos.

"Me mantendré en contacto" Dijo la mujer sin entrar "Pero ahora tienen que descansar".

Yuri y Valeria asintieron dedicándole dos miradas de agradecimiento, la mujer cerró la puerta tras ella.

"¿Puedo acostarme un rato?" Dijo Mia mirando a Yuri "Estoy muy cansada".

"Claro que sí mi amor" Dijo Yuri tomando la mano de la pequeña para llevarla directamente a su habitación.

Valeria se quedó allí a solas en medio del salón, se pasó las manos por la cara, sintió una punzada de dolor en su brazo y suspiró. La mujer de ojos marrones esperó a que Yuri regresara, pero cuando no lo hizo empujó las ruedas de su silla por el pasillo hasta que llegó a la habitación de su hija.

Mia estaba dormida en la cama y Yuri estaba tumbada a su lado observando a la pequeña, pasando una de sus manos por su pelo. Valeria las observó unos instantes.

Valeria había pasado por mucho, al fin y al cabo, el ataque en coche de Klauss fue dirigido hacia ella y cuando apareció un hombre en su puerta para amenazarlas fue ella quien tuvo que hacerle frente. Pero el papel de Yuri había sido muy duro también, Valeria sufrió extensas heridas en el accidente, pero fue Yuri quien pensó que la iba a perder, y pese que esa última semana había sido horrible para Valeria, Yuri se había quedado completamente sola.

Valeria recordó cuando Yuri le dijo que no podía irse con Mia y ella le había contestado que no podía hacer nada porque no era su hija. La mujer suspiró, tenía que hacerlo, pero sabía que aquella conversación le iba a pasar una gran factura emocional a Yuri.

Secretos | Adaptación YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora