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Yuuri se preguntaba si él también, cuando estuviera con alguien, terminaría de la misma manera que el rubio. Pensaba en que las personas cambiaban tal y como le había enseñado Yuri y eso le provocaba cierto miedo.

Si Yuri y Otabek habían dejado de ser novios, significaba que las relaciones tenían un final ¿Qué le hacía pensar que su amistad con Yuri duraría para siempre?

Si observaba más ejemplos de su diario vivir podía ver a su madre, quien se veía siempre muy enamorada de su padre. Eso significaba que había relaciones que duraban por el resto de la vida, tal vez debería enfocarse en aprender de ellos. De cualquier manera las cosas cambiarían, tal vez Otabek ya no estaría en la casa de su vecino y eso le entristecía un poco. No iba a negar que una parte de él se sentía feliz de ver a su rival fuera de combate, pero su gran corazón opacaba esa parte y le decía que quería al moreno cerca, aprender alguna que otra cosa de él y ver la sonrisa que Yuri le regalaba cada vez que estaban juntos. Quería que el rubio fuera feliz.

—¡Yuuri!

El grito de Phichit en su oído lo sacó de sus pensamientos, estaba en la escuela y la clase ya había terminado ¿Hace cuanto? No lo sabía, pero al parecer había sido suficiente tiempo como para que su amigo llegara hasta su asiento y le gritara en la oreja.

—¿Qué te pasa? ¿Estás triste? ¿Estás enfermo? ¿Quieres que llame al maestro?

El japonés le sonrió con tranquilidad, ya estaba acostumbrado a que su amigo hiciera mil preguntas en base a una sola cosa sin sentido.

—Estoy bien, solo pensaba en…

—“Yura” —completó Phichit al instante, sonriéndole y sentándose junto a su amigo— siempre que estás pensando es en eso, no es justo. Yo quiero ocupar la mente de Yuuri.

—¿Mi mente? —preguntó el japonés algo sorprendido por aquello.

—Sí, así no solo sería tu amigo.

— ¿Quieres ser más que mi amigo?

—Sí —respondió el moreno con convicción— quiero ser el mejor amigo que Yuuri pueda tener, pero ese “Yura” está siempre ahí —le dijo mientras posaba su índice en la frente de Yuuri.

El japonés rio levemente por eso.

—Pero puedo tener dos mejores amigos, Phichit —tomó la mano de su amigo y entrelazo sus dedos— además Yura será mi novio, así que eres el único mejor amigo.

—¿De verdad? —preguntó con entusiasmo— ¿Y se van a casar? yo voy a ser el… el… ese tipo que está junto al novio y tiene los anillos.

Yuuri se sonrojó, Phichit era su amigo por una razón y era porque ambos se entendían bien. Nunca había hablado de sus sentimientos por Yuri con nadie más, al menos no de manera seria
De algún modo comenzó a darse cuenta que las parejas “normales” se constituían de un hombre y una mujer. Fue Phichit quien le dijo que no importaba eso, que solo importaba el amor que se tenían las personas y él lo sabía bien ya que tenía dos madres.

—Sí, serás eso —respondió contento.

—Y tomaré muchas fotos —le dijo sacando su celular del bolsillo.

Estaba prohibido para ellos, al ser tan pequeños, el tener ese tipo de aparatos, pero Phichit se las arreglaba para esconderlo de los maestros y sacarlo en los recesos.

Primer amor (Yuyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora