Un golpeteo en su ventana le hizo sobresaltar, impulsándolo a empujar las cobijas a un lado de su cuerpo en lo que sus codos le sostenían sutilmente alzado en aquel colchón. Miró el reloj personalizado que colgaba de su pared: 2:45am, decía. Era muy tarde para cualquier persona, pero aún asi aguardó para asegurarse de haberlo imaginado.
Su corazón latió bastante rápido, despertar de un gustoso sueño recuperador no le hacía bien a nadie, menos a alguien tan flojo como él, quien para colmo había estado llevando su cuerpo a su límite con entrenamientos intensificados durante los últimos días.
No escuchó nada más, así que volvió a recostarse y a cubrir sus ojos con su antebrazo desnudo. Bostezando de forma amplia en lo que ahora se sentía un poco tonto por siquiera pensar que alguien podría estar golpeando su ventana a aquella hora. No podía ser su hermano, él tenía una llave propia de la casa, y tampoco podía ser Tabi, este solo hubiera abierto la ventana y simplemente habría pasado. Tenía su permiso para eso. El agotamiento estaba haciéndole pasar por muy malos ratos, sus sueños ya no eran del todo normales, aunque en realidad sus ciclos de descanso eran muy dispersos y mal acomodados desde que descubrió la forma de evadir su "hora de dormir".
Se giró sobre su cadera, acomodándose en su costado derecho para así ver el reflejo que producía aquel reloj de lava que, si era honesto, jamás entendió cómo funcionaba. Sólo veía las burbujas fluorescentes subir y bajar una y otra vez, lo compró porque le pareció lindo, pero fuera de eso no tenía otra utilidad para el.
Sus párpados pesaron, y en un intento de volver a descansar un nuevo sentimiento de culpa le hizo ignorar el sueño, ¿qué mierda le estaba pasando?
Es como si su cuerpo no le dejara descansar por alguna razón, ¿había dejado algo pendiente? La última vez que le había pasado algo así fue cuando dejó el horno andando al intentar preparar una pizza por su propia cuenta, y para colmo, estando solo en casa.!!!
Su teléfono vibró. Ahí estaba su señal.
— Fuck, fuck. —Se incorporó a tropezones, cayéndose de cara contra el suelo en cuanto su propia cola se enredó en sus tobillos.— Maldita sea, ya lo practicamos. —Pareció regañar a su cola.
Tras envolverla alrededor de su propia cintura, gateó sobre el suelo, tomando su teléfono sobre la mesa de noche para así ver la pantalla encendida que le hizo achinar los ojos por el exagerado brillo que tenía. Se trataba de un número privado, pero ¿a ésta hora?
Definitivamente no podía significar algo bueno.— ¿Hola? —Dijo luego de haber contestado, aunque posiblemente hacerlo era mala idea, había visto suficientes películas de terror como para saber qué así empezaba la desgracia.
Silencio. Los próximos segundos le hicieron sentir un escalofrío trepar por la espalda, siendo su cola la más reactiva y la primera en comenzar a temblar de forma exagerada. Podía oír una respiración al otro lado de la llamada, pero fuera de eso no podía oír nada más. No voces, no música, ni perros, nada. No podía evitar recordar cuando su número de teléfono fue filtrado en internet y todo tipo de pervertidos le llamaban para asegurarse que les oyera decir una y otra vez cuanto lo amaban. Tragó saliva; si esto era un sueño definitivamente sería el más raro de toda su vida, ya que dudaba haber sido tan descuidado como la última vez para que su número se filtre tan pronto.
— ¿Agoti? —Habló aquel ronco ruso al otro lado del teléfono.
— Ahh, eras tú. —Suspiró con alivio en lo que se sentaba en la orilla de su cama llevando una mano a su pecho.— Creí que me llamaba uno de esos ardientes asesinos en serie, como ese del video donde dice "You got a Boyfriend?", y entonces yo debía decir-
— Agoti, concéntrate.
— De acuerdo. —Se hundió en su puesto.
— ¿Dónde carajos estás? —Cuestionó.
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Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ
FanfictionEn las vibrantes luces de la fama y las sombras del sigilo, Agoti, el adorado artista musical, guarda el oscuro y misterioso secreto de su mejor amigo. Entre acordes apasionados y susurros mortales, su amistad se teje en una danza peligrosa donde el...