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La rutina mañanera de Agoti había cambiado considerablemente después de haber formalizado su alianza con Tabi. Se había comprometido a volverse más fuerte, así que empezaría por los cambios, puede que fueran pequeños por ahora, pero para él ya era un sacrificio levantarse tan temprano a comparación de su horario habitual.

Su primera alarma sonaba a las 5:30am, tras despertar con ella, se dedicaba a obligarse a ponerse en pie, realizando estiramientos ligeros para soltar el cuerpo antes de comenzar con lo más pesado.
Siguiendo hasta las 6am, empezaría a realizar algunos ejercicios que vio en una app, tales como: flexiones de brazos, abdominales y sentadillas, entre otros; de vez en cuando solía utilizar unas viejas pesas que su hermano mayor había dejado abandonadas, las había tomado a escondidas, ya que... le avergonzaba un poco admitir que estaba ejercitándose en casa, además le apenaba contratar un entrenador personal, y no tenía ganas de ir a un gimnasio, prefería seguir su lema, el cual era obedecer lo que viera en apps legales, ¿cuándo le han fallado? Nunca. Después de realizar aquella rutina, solía tomar una ducha refrescante y que relajara sus músculos, posteriormente elegía sus prendas y bajaba a desayunar, él no ideaba el menú, así que nunca tendría hamburguesas para desayunar. Un problema menos de que preocuparse.

Los primeros días fueron los más difíciles, se vio tentado muchas veces a desistir de su meta personal, pero el recordar que no solo lo hacía por el mismo le ayudaba a seguir motivado. Al menos hasta ahora eso le había funcionado.

— Diooos, estoy reventado. —Expresó dejándose caer en la cama tras haber estado de un lado a otro todo el día. Empujando sus pies uno contra otro, consiguió sacarse sus zapatillas dejándolas caer fuera de la cama.

— ¿Cuál era el código para abrir los archivos ocultos de la carpeta roja? —Preguntó el ruso, había estado de invitado ahí toda la tarde, o mejor dicho: se invitó solo, ya que nadie había estando en casa para recibirlo. Era de esperar que esté más presente en su vivienda después de presentarle el software que diseñó para él, y tenerlo cerca no le molestaba ni un poco.

— G1H876* y la fecha de tu cumpleaños, pero al revés. —Respondió, con su rostro contra la almohada.

Tabi tuvo que pensárselo un poco más de lo que debería, su cumpleaños no era una fecha que le fascinara, así que no la tenía tan memorizada, menos al revés. Luego de un poco de pensamiento exagerado consiguió descifrar cuál era la clave, pero en lugar de teclearla hizo una pausa; apartando su vista del monitor a los pocos segundos, y con ello se dedicó a mirar en dirección de su mejor amigo, quien abrazaba aquella almohada que tenía bajo el rostro, y la verdad, la imagen fue adorable, ¿desde cuándo ese chico era tan lindo?, ¿qué había cambiado en el?

Decidió acercarse, pero antes de eso devolvió la pantalla de investigación a la habitual y friki en la que Agoti solía disfrutar de sus videojuegos. Poniéndose de pie, se acercó a la cama y gateando sobre ésta, se dispuso a acomodarse hasta poder quedar sentado sobre la espalda baja del demonio, teniendo cuidado con lo aplastar el nacimiento de su cola, era una zona delicada para el, así que tendría precaución. Agoti en respuesta simplemente emitió un pequeño gruñido. Aparentemente alguien no estaba de humor.

— Tenías toda la puta cama para venir, ¿enserio te tenías que subir en mi? —Preguntó con una evidente molestia, aunque era confuso, no modulaba por tener el rostro contra la almohada, ¿cómo respiraba ahí?

— Me gusta molestarte. —Respondió con calma, iniciando un cuidadoso masaje en los hombros y espalda del más joven, quien emitió un sutil gemido lleno de gusto al sentir su cuerpo destensarse.— ¿Qué hiciste hoy?, ¿quieres contarme? —Continuó hablando en un intento de iniciar una conversación.

Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ DᴇᴠɪʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora