El agobiante sentimiento de caerse en un sueño fue lo que le hizo despertar con aquel típico y molesto sobresalto, sin embargo, sus párpados pesaban intensamente como para mantenerse en vigilia al instante. No estaba seguro de qué debía sentir, pero definitivamente no era algo bonito si sentía el cuerpo extremadamente lento, o a final de cuentas, paralizado. Sin embargo, unas caricias en su cráneo le obligaron a reintegrarse en la realidad. Se encontró aturdido por el nuevo entorno, incluso tardó en fijarse que se trataba de su propio hogar durante los primeros parpadeos, pero definitivamente ahora sabía lo que sentía... Dolor.
Un horrible y agonizante dolor.
Su vista tardó en enfocar cuando miró hacia su acompañante, incluso tuvo que parpadear un par de veces más para finalmente dar con la presencia de Agoti a un lado de la cama, quien mantuvo su mirada en otra parte en todo momento a pesar de que las caricias se centraban en su cabeza, se veía pensativo, pero muy guapo. Podría quedarse por horas apreciando la hermosura de ese muchacho, pero tenía que confirmar que esto que vivía él era real, ya que lo último que podía recordar no era nada agradable.
— ¿Agoti? —Preguntó con la voz ronca. Sentándose de golpe cuando se reincorporó en la realidad por fin.— ¡Estás vivo!
— ¡Tabi, tu herida! —Exclamó, pero tenía que admitir que había sido más por el susto que le dio.
Apretando las mejillas del digidevil, Homskiy inspeccionó el rostro de su amado, buscando alguna cicatriz que marcara la guerra anterior, pero la carencia de ellas hacía parecer que todo había sido una horrible pesadilla. Cómo era posible, le había visto con el cráneo abierto, era imposible que no hubiera una simple marca que indicara lo anterior.
— ¿Estás...?
— Estoy bien. —Dijo el joven haciéndole recostar nuevamente.— Y tú también lo estarás.
— ¿Estás seguro de eso? —Preguntó quejándose ante el mínimo movimiento. Sus músculos estaban tensos.
— Sí, estás maltratado pero afortunadamente la apuñalada no llegó a algún órgano vital al entrar. —Suspiró y se cruzó de brazos.— Perdón por no haber estado al 100%, se supone que esto no debía pasar. Lo haré mejor la próxima vez.
— ¿Bromeas? —Pareció molesto.— ¿Viviste lo mismo que yo o solo eres imbécil?
— Tabi...
— Me salvaste el culo... ¡Otra vez!
— Tampoco es para tanto. —Se ruborizó y apartó la vista, en realidad no estaba satisfecho con su desempeño anterior.
— ¿Que no? Maldita sea, creí que estabas muerto, ¡y pum!, de golpe estás vivo, ¿qué mierda?
Agoti se rascó la nuca con timidez. Era evidente que si estaba acostumbrado a los elogios debido a su gran fama pública, pero jamás se acostumbraría a la admiración que Tabi manifestaba hacia él en aquellas escasas instancias. Al ser algo común para él regenerarse no esperaba que Tabi se sorprendiera tanto, pero sí, tenía algo de razón; le había costado más de la cuenta el volver a su estado natural, tendría que entrenar para regenerar más rápido. Si hubiera demorado un minuto más Tabi definitivamente habría muerto. Si bien la herida no era crítica, no sabía de lo que esos hombres habrían sido capaces de hacerle si tardaba en defenderle.
Lució apenado por la idea, pero en lugar de decirlo para desahogar la angustia, simplemente apoyó su barbilla en el colchón, entrecerrando sus ojos al momento en el que su mano tanteó con cuidado el parche que cubría la herida ajena. Había cerrado bien la puñalada, pero seguía preocupándole que se fuera a abrir de alguna u otra manera. Los humanos eran muy delicados al contrario de los digidevils. Como porcelana misma... No lo estaba soportando.
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Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ
FanfictionEn las vibrantes luces de la fama y las sombras del sigilo, Agoti, el adorado artista musical, guarda el oscuro y misterioso secreto de su mejor amigo. Entre acordes apasionados y susurros mortales, su amistad se teje en una danza peligrosa donde el...