Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ

#16

Los pasos imperceptibles de ambos muchachos pasaron desapercibidos a medida que se movilizaban por aquella oscura y amplia habitación del primer piso, inspeccionando cada sitio para asegurarse de limpiar los puntos muertos antes de subir al piso superior, o sea: el área peligrosa, llegando a cierto punto donde se dividieron los caminos para así revisar el resto de habitaciones con más rapidez. Teniendo el tiempo contado no podían tomarse tantas libertades.

Por ahora no había nadie rondando el primer piso, pero las voces eran claras, y eran provenientes de los cuartos superiores. Tabi se aseguró de revisar las opciones de salidas en caso de que necesitaran huir, pero la mayoría de ventanas estaban bloqueadas, y la puerta principal contaba con una traba asegurada. Si no conseguía la llave de ese candado no podían huir a menos que derriben la puerta, intentar forzar el cerrojo de esa puerta y ese candado podría llamar demasiado la atención debido al ruido, ya que ahora no se encontraba del lado exterior y no se mimetizaría tanto.

Miró a su alrededor en búsqueda de alguna llave, quería creer que por algún descuido podría estar ahí, pero por lo que conseguía percibir no sería así, sin embargo, tan pronto como desistió de su misión en búsqueda de la llave pudo notar un rastro de sangre en el suelo, como si alguien hubiera arrastrado descuidadamente el cuerpo de una persona por ahí.

!!!

Un leve estruendo en la habitación de al lado le hizo sobresaltar, haciéndole caminar a paso ligero pero rápido hacia aquella dirección, empuñando su arma de fuego por si hiciera falta, pero deseando que no sea así, sino la misión fracasaría de forma muy precoz.

La escandalosa risa de uno de los sujetos de arriba le dio a entender que el ruido no había sido percibido, pero aún así tenía los nervios de punta, más porque ahora estaba preocupado por el estado del digidevil. Confiaba en el, conocía sus capacidades, pero no podía evitar sentirse angustiado.

— ¿Agoti? —Murmuró, quizá arriesgándose demasiado a ser oído por los demás.

Asomándose en la sala del estruendo consiguió identificar al Andromeda sobre un sujeto hasta ahora desconocido, cubriéndole la boca con una de sus manos mientras que una de sus rodillas presionaba el brazo del tipo contra el suelo. Tragó saliva, ya que no imaginaba que el demonio supiera tanto sobre cómo sobreponerse ante un enemigo, pero era muy útil.

— ¿Estás bien? —Preguntó en voz baja, acercándose y arrodillándose a su lado para poder hablar más bajo aún.

— Sí, pero ten cuidado, estaba armado. Aleja el arma por si acaso. —Realizó una corta seña en dirección de dicha arma.

Tabi obedeció, tomándola y metiendo aquella pistola en su bolsillo trasero, ya que posiblemente podría serle de utilidad en alguna otra ocasión. Ja, se sentía como en un videojuego donde necesitas un arma secreta para un posible enfrentamiento con un jefe final.

Homskiy pensó en sus opciones, la verdad no tenía previsto haber encontrado a un "guardia" antes de ir al nivel superior, este lugar seguía siendo un misterio, aún le faltaban habitaciones que recorrer, y solo podía pensar en matar a este tipejo para ir descontando enemigos en el camino, pero antes de hacer cualquier cosa su compañero habló.

— Podemos interrogarlo. —Propuso Agoti.

— Si destapamos su boca podrá advertirle a los demás.

— No es necesario que destapemos su boca.

— ¿Cómo? —Frunció el ceño, pero por los artefactos en su rostro no se dio a notar.

El demonio miró al sujeto bajo su posición, realizando la primera pregunta dirigida hacia el. Los ojos asustados de aquel tipo daban a entender que definitivamente no era un guardia como habían imaginado, parecía un simple novato, un aprendiz. Sacar información de estos cachorros nuevos era bastante fácil. Agoti había aprendido algo de extorsión por parte de Aldryx y Sol, incluso tortura, pero no serían necesarias en este tipo de situaciones. El novato hablaría por el simple miedo de tener el arma de Tabi apuntándole la cabeza, y además, el puñetazo de la manopla del Andromeda también le había dado bastante duro, su labio sangraba, pero no era notorio por la mano que le cubría la boca.