Cerrando la puerta a sus espaldas, el Andromeda se adentró en su hogar, quitándose torpemente los zapatos junto a la entrada, para luego caminar a tropezones en dirección de la escalera que le llevaría al piso superior. Se sentía extraño, como si aún sintiera la presencia de ese miembro palpitante en su interior, y era algo inquietante, pero el calor que había dejado era algo agradable. Aunque no por eso era menos raro.
— Agoti. —Habló Aldryx desde el comedor, asomándose poco después en el pasillo principal donde pudo encontrar a su hermano.— Oh, si eres tú ¿Dónde estuviste?, ¿pasaste la noche fuera?
— Ah... —Carraspeó, aclarando un poco su garganta, ya que esta dolía un poco también.— Pasé la noche en casa de Tabi. No le digas a Sol, se pondrá furioso, no tengo permiso para eso.
— De acuerdo. —Su mirada descendió hasta una bolsa plástica que su hermano menor cargaba, y por lo que veía, traía ropa en su interior. Con esto en consideración, su mirada se enfocó en lo que llevaba puesto el recién llegado, y ahí fue cuando el foco se le encendió.— ¿Te acostaste con Tabi? —Su mandíbula pareció desencajarse.
— ¡Aldryx!
Dejó caer la bolsa al suelo, empujando a su hermano contra la pared mientras le cubría la boca con su palma. Los ojos de su hermano mayor se encontraban bastante abiertos por la sorpresa, pero sabía que no podía mentir, al menos no a él, no le costaría nada averiguar la verdad por su cuenta. Era mejor tenerlo de su lado que del contrario. Eran buenos aliados cuando se trataba esconder secretos en conjunto.
— Si, me acosté con Tabi, pero no lo digas tan fuerte. —Susurró quitando su mano de su boca. Sus mejillas estaban sonrojadas, pero prefirió evitar la charla de su hermano, al menos ahí.
Aldryx llevó una de sus palmas a su boca, estaba impresionado, definitivamente no veía venir que su hermanito menor se encamara con su mejor amigo. Solía estar enamorado de Tabi también, pero decidió hacerse a un lado cuando Agoti le confesó estar igual de enamorado del ruso. De todos modos, era un hecho que tampoco habría tomado la oportunidad de salir con Homskyi si se le hubiera presentado, era un alma libre. No quería formalidades con nadie.
Agoti recogió su bolsa con sus prendas sucias, encaminándose escaleras arriba en lo que dejaba atrás a su sorprendido hermano mayor, pero éste no tardó en acompañarle.
— Pe-pero... ¿cómo? —Le siguió, tropezándose con un par de escalones.— ¿Fuiste el de arriba siquiera? Te di varios consejos, más te vale haberlos usado.
— No tuve tanta suerte. —Llegó al segundo piso, así que continuó desplazándose hasta su habitación, donde ingresó junto a su hermano.
— Bah, te perdiste de la tremenda oportunidad de ser el dominante. No hay nada mejor que eso.
— Solo fue la primera vez, Tabi dijo que yo podría ser el dominante la próxima.
— ¿Próxima? —Frunció el ceño.— ¿Planeas acostarte con él nuevamente? Creí que sería como si no hubieran hecho nada. Borrón y cuenta nueva. ¿Acaso son novios ahora?
— ¿Cómo se te ocurre? —Entró a su cuarto de baño, dejando su ropa sucia en el cesto de las prendas para el lavado.— No voy a fingir que no pasó nada entre los dos, no sabes cuánto esperé para un acercamiento así. —Salió del baño, acercándose a su armario en lo que se quitaba la camiseta.
Aldryx se apresuró a cerrar la puerta de la habitación, si Solazar veía la cantidad de mordidas y chupetones que Agoti tenía esparcidas por su piel definitivamente preguntaría, y era mejor evitar sus interrogatorios, más cuando Homskyi era el culpable de esas marcas.
Las manos de Tabi estaban marcadas en la cintura de su hermano, y si veía mejor, también en su cuello. No quería verle las nalgas a su hermano, pero posiblemente ahí también tuviera ese tipo de marcas.
Le dolía verlo, los chupetones eran algo que dolía bastante después del acto, pero Agoti lo sobrellevaba con bastante normalidad. Si estuviera en su lugar, no estaría tan tranquilo por el escozor.
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Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ
FanficEn las vibrantes luces de la fama y las sombras del sigilo, Agoti, el adorado artista musical, guarda el oscuro y misterioso secreto de su mejor amigo. Entre acordes apasionados y susurros mortales, su amistad se teje en una danza peligrosa donde el...