#15

60 9 7
                                    

Empujando los pies del Andromeda fuera de la mesita de centro, Tabi pasó frente a él para poder sentarse en su compañía a un lado en el sofá. Agoti maldijo en voz baja, acomodando nuevamente la bolsa de hielo sobre su cabeza, ya que la bienvenida que había recibido por parte de Aldryx al regresar no había sido la más amorosa. Quizá debió haber obedecido primero con bajar la ropa sucia y luego haber ido a socorrer al chico calavera. Habría matado dos pájaros de un tiro.

— Me debes un favor enorme. —Le susurró al ruso, señalándole con amenaza, ya que si le habían regañado bastante feo. Bueno, "regañar" quedaba en poco.

— Acomódate bien el hielo y déjate de babosadas.

Chistando la lengua, el digidevil simplemente obedeció, acomodándose la bolsa fría correctamente sobre el chichón en su cabeza. Su regeneración ayudaba, pero no lo suficiente como para evitar el dolor, el hielo le ayudaba con eso.

— Por cierto, Andromeda. —Habló Tabi en un tono bajo. Ladeándose sutilmente para apoyar su cabeza en el hombro ajeno y que así la conversación sea más bien un secreto entre los dos.— Necesitaré tu ayuda esta noche.

— ¿Esta noche? —Su piel se erizó. Si en algún momento había acumulado algo de enojo hacia él ruso, ya había desaparecido.— ¿De qué se trata?

— Mhm. —Asintió, mirando la pantalla del teléfono en sus manos, deslizando algunos reels para hacer la situación más disimulada, no estaba viéndolos realmente.— Uno de mis contactos me acaba de confirmar la ubicación de otro de los traficantes de droga conocidos en la ciudad. Éste se llama Dutch.

— Ah... —Sus mejillas se acaloraron un poco. Ahora se sentía bobo por pensar que le propondría algo atrevido y más íntimo.

— Iremos a su vivienda, mataremos a ese bastardo y lo enterraremos esta misma noche.

— Está bien, pero yo voy a necesitar-

— ¿Qué están secreteándose ustedes dos? —Se escuchó preguntar al hombre fuego lo suficientemente cerca como para hacerles tomar una distancia considerable.

Enderezándose en su lugar del asiento, Tabi notó como la mano del solarisapien se apoyaba sobre su gorra y le frotaba la cabeza con algo de aprecio. Sabía que no era la persona favorita de Solazar, de hecho, tenía varias restricciones y condiciones en aquel hogar, pero tampoco alcanzaba a desagradarle. Era amigo de sus dos hijos después de todo, tenía que quererle en cierto aspecto. Esta era más o menos su segunda casa. Ya había comido varias veces ahí...

Y había comido muy bien~

— Tabi me decía de ir a cenar a su casa esta noche. —Explicó el digidevil quitándose el hielo de la cabeza.— Ya sabes, ir, ver una película, comer y regresar... A menos que me dejes quedarme allá~

— Te quiero aquí máximo a la medianoche. —Acomodó sus lentes.— Si llegas después de esa hora estarás castigado.

— Sol, soy un adulto, ¿por qué me castigarías?

— Tu sabes porque.

Frunciendo el ceño con cierta duda, la interrogante se esfumó al instante en el momento donde su manager le hizo un gesto con la cabeza en dirección del ruso, quien tan tenso como una estatua solo esperaba pacientemente a que el hombre fuego se retirara de la sala para así no tener que cruzar palabra con el y arruinarlo todo de alguna manera u otra. La última vez hubo un conflicto de opiniones en la mesa, lo mejor sería evitar ese tipo de discusiones.

— Vale... Intentaré no llegar después de eso. —Acepto a regañadientes.

— Ni un-

— Ni un minuto más. —Finalizó la frase por su padre.— Ya lo sé, no seas camote.

Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ DᴇᴠɪʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora