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Encontrando la posición perfecta en su cama, Agoti se mantenía abrazando su suave almohada, babeándola al encontrarse en el sueño más profundo luego de haberse dormido tan tarde. Aún con todo el sueño y cansancio del mundo encima suyo, pudo notar como el helado ambiente fuera de su cama comenzaba a envolver su piel, sintiendo en específico como el frío atacaba aquella parte de su espalda y abdomen al tener la camiseta mal acomodada. Haciéndose bolita por reflejo, solo tuvo un par de segundos para acabar de procesar como unas manos atrapaban sus tobillos y le jalaban con fuerza fuera de la cama. Honestamente, toda su vida pasó frente a sus ojos en una fracción de segundos.

— ¡Aahh! —Se golpeó la espalda con fuerza contra el suelo, cubriéndose la cabeza justo a tiempo para no hacerse demasiado daño.— ¡Aldryx! —Pataleó, pero todo esfuerzo por liberarse fue en vano.— ¡Suéltame!

— Levántate, es día de lavar ropa. —Le soltó los tobillos, oyéndose el estruendo del cuerpo de su hermano impactar contra el suelo.— Quiero tu cesta de ropa sucia abajo en 15 minutos. Sino te pateare el culo.

— Joder, hay formas más amorosas de pedirlo. —Se quejó, levantándose algo adolorido, ya que su espalda baja se vio algo lastimada ante el golpe.

— De haberlo hecho no habrías obedecido. Ahora estás en pie, ponte a hacer lo que te pedí. —Hizo una pausa.— Y ventila la habitación, huele a calcetines sucios.

— Que ya voooy. —Se quejó, caminando hacia la ventana para abrirla.

— No sé cómo puedes tener un amante en estas condiciones.

Ruborizándose, Agoti abrió la ventana, dejando las cortinas abiertas para luego finalmente mirar a su hermano con las mejillas completamente enrojecidas. Ninguno de los dos dijo algo más, Aldryx lo había dicho todo, y Agoti no tenía cómo defenderse a lo mencionado. Nada de lo que dijo era mentira, él tampoco entendía como Tabi se había metido con él en reiteradas ocasiones. Menos en este cuarto tan desordenado.

— Ya sabes. —Dijo de camino a la puerta.— Lo quiero abajo en-

— 15 minutos, ya sé. —Respondió de mala gana, rascándose el abdomen mientras iba de camino a recoger la ropa tirada por su cuarto.

Asintiendo, Aldryx finalmente se retiró, cerrando la puerta una vez que abandonó el cuarto. Agoti, por otro lado, se acercó a la cama, sentándose en la orilla de ésta para recostarse por unos segundos. Se había mareado por tan repentino despertar, odiaba que su hermano le despertara así, parecía querer someterlo como a una escuela militarizada. Ni siquiera Solazar era así con el, y el sí que era radical.

— Maldición...

Cerró sus ojos un momento, frotando su palma en su rostro para quitarse la flojera, y cuando estuvo listo (mentalmente hablando) se levantó a limpiar su habitación. Era increíble la gran cantidad de calcetines sospechosos que habían bajo su cama, al igual que ropa interior, definitivamente tenía que tener más cuidado con las cosas que hacía en momentos hormonales, sería una vergüenza que alguien descubra esto.

Era curioso. Imaginó que al despertar Tabi estaría haciéndole compañía, o que siquiera habría algún indicio de que estuvo por ahí. Ya se había vuelto una costumbre tenerlo metido en la habitación luego de haber instalado aquel software diseñado para la labor secreta de ambos, que no haya aparecido ya era raro.

— Sentinel. —Habló, girando a ver hacia la pantalla de su computador la cual se encendió debido a la inteligencia artificial que respondía a aquel nombre.— ¿Tabi estuvo aquí anoche? —Preguntó dedicándose a recoger la ropa sucia, metiéndola a la cesta correspondiente.

— Sí, estuvo aquí anoche. —Respondió aquella voz robótica.— Indagó sobre algunos criminales y posteriormente se retiró a descansar con usted un rato.

Mᴇ Aɴᴅ Tʜᴇ DᴇᴠɪʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora