Capítulo 25

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Al día siguiente, Laura se pone, finalmente, en contacto con Daniela, que me llama enseguida para ponerme al día.

El corazón me da un vuelco. No me he librado del temor de que Laura conseguirá, no sé cómo, recuperar a Daniela, deshacer su embarazo, cambiar de opinión, reescribir la historia.

-Cuéntamelo todo -digo.

Daniela me resume su conversación o, mejor dicho, las exigencias de Laura: tiene que
sacar sus cosas del piso antes de siete días -durante las horas de trabajo- o se lo tirará todo a la basura.

Debe dejar las llaves. Los muebles se quedan, excepto la mesa que la «obligó» a comprar, el tocador que Daniela «aportó a aquella broma de unión» y las «horribles lámparas» de la madre de Daniela.

Debe pagarles a sus padres el traje de
novia y los depósitos no recuperables que han pagado para la boda y que incluyen prácticamente todo, más de cincuenta mil dólares.

Ella se encargará de devolver los regalos. Se queda con el anillo de diamantes que Daniela reemplazó solo unos días antes de su ruptura.
Espero a que termine y luego digo:

-Son unas condiciones demasiado arbitrarias y unilaterales, ¿no?

-Ya puedes decirlo.

-Tendríais que dividir los gastos de la boda -digo-. ¡Está embarazada de Marcus!

-A mí me lo vas a decir.

-Y, técnicamente, el anillo es tuyo -continúo-. Según las leyes de Nueva York. No estabais casadas. Solo se puede quedar el anillo si estáis casadas.

-No me importa -dice-. No vale la pena pelear por eso.

-¿Y qué hay del piso? Era tu piso ya antes de vivir con ella.

-Lo sé... pero ahora no lo quiero. Ni tampoco los muebles -afirma.

Me alegro de que sienta esto. No puedo imaginar cómo sería ir a verla en el viejo piso de Laura .

-¿Cuándo piensas trasladarte?

-Voy a vivir contigo.

-¿En serio?

-Era una broma, Poch... Eso lo pospondremos por un tiempo.

Me echo a reír.

-Ah... sí. Bien.

Estoy un poco decepcionada, pero sobre todo aliviada. Siento que podría vivir con ella de inmediato, pero quiero que funcione, que esté bien, y no veo ninguna razón para apresurar las cosas.

-He llamado a varios sitios esta mañana... He encontrado un apartamento de una habitación en el East End. Me parece que podría quedarme con él.

«Quedarte con él. Igual que hiciste conmigo»

-¿Cómo va a pagar Laura el alquiler ella sola? -pregunto, más curiosa que preocupada, aunque una parte de mí se interesa por su bienestar, por cómo se las arreglará, por lo que sucederá con ella y el bebé.

No puedo desconectar el interruptor de «preocuparme por Laura» después de toda una vida cuidándola.

-Puede que Marcus se traslade a vivir con ella -dice Dani.

-¿Tú crees?

-Van a tener un hijo de los dos.

-Supongo que sí. Pero ¿de verdad crees que se van a casar? -pregunto.

-No tengo ni idea. No me interesa -dice.

-No has sabido nada de Marcus, ¿verdad?

-No... ¿Y tú?

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