El pequeño viaje se sintió como tal, pequeño, y en un parpadeo se vieron obligados a reincorporarse a la rutina.
Era veinticuatro de mayo y Katsuki ni siquiera había tenido oportunidad de recuperar un poco las energías que le había tomado el regresar a la sociedad y transportar su equipaje hasta su departamento. La noche anterior apenas había alcanzado a tomar algo de beber de la nevera luego de darse una ducha rápida cuando tuvo que preparase nuevamente para salir y cubrir un turno nocturno en la agencia para ponerse al corriente y, además, claro, hablar con sus colegas para afinar los detalles para la redada programada para el día veinticinco.
Ese mismo día -el veinticuatro- apenas había regresado a su hogar a dormir alrededor de cinco horas y comer algo ligero antes de nuevamente haber salido directo a la agencia. Lo suyo no era estar a las prisas en el trabajo, pero si no lo hacía, probablemente no podría regularizar sus horarios, así que procuraba no enfocarse en nada más que cumplir con lo que le tocaba.
Y funcionaba hasta cierto punto, pues aunque se encontraba terriblemente agotado físicamente, se sentía más tranquilo que las últimas semanas antes de irse de viaje. Por fin, luego de días agotadores mentalmente, podía decir que se sentía más despejado y centrado en los suyo.
Por suerte, su jornada transcurrió sin mayor inconveniente, pues pese a su descanso, los crímenes se mantenían a la baja; así que cuando el reloj marcó las veinte horas, pudo deshacerse de su traje con tranquilidad y salir de la agencia con intención de ir a casa directamente a dormir, pues tenía la sensación de que el día siguiente sería absorbente. Sin embargo, apenas había cruzado la acera fuera de la agencia cuando una llamada de All Might entró a su teléfono.
Miró la pantalla, pensando en nada en específico mientras el nombre se iluminaba. Era raro que All Might lo llamara, así que al cuarto tono descolgó, suponiendo que se trataba de una emergencia.
—¿Joven Bakugou? Lamento molestar a estas horas, ¿estás ocupado?—preguntó directamente. De fondo le pareció escuchar ruido, pero no prestó mucha atención.
—¿Qué sucede?—devolvió, mirando al cielo y deteniéndose en la luna. Últimamente la miraba más de lo habitual, aunque no era del todo consciente de esto.
—Sólo me preguntaba si podías venir a la playa. Hay algo que quisiera consultar contigo.
—¿Qué?, ¿ahora mismo?
—Sí. Sé que es precipitado, pero ya estoy aquí.
—¿Qué haces esperándome ahí sin avisarme antes?—preguntó con fastidio, pasando una mano por su rostro.
—Lo entenderás cuando llegues. Estoy en la parte que está llena de basura y chatarra.
—Bien, voy para allá—terminó por decir, no sin antes soltar un suspiro que dejó claro su fastidio.
All Might susurró unas disculpas, pero no prestó atención, y más pronto que tarde giró sobre sus pies para ir en dirección contraria. No entendía si el viejo senil ya se estaba quedando loco para citarlo de repente, y mucho menos comprendía qué podría estar haciendo en esa zona olvidada en la playa a tales horas, pero de igual forma debía ir a asegurarse de que todo estuviera bien, así que siguió avanzando.
Cuando llegó a la playa el aire frío de la noche le hizo ajustar el gorro de su sudadera marrón y ocultar su cabello y parte de su rostro con él, y mientras se dirigía a la zona más olvidada de la playa y los turistas cada vez eran menos, su corazón comenzó a acelerarse sin razón aparente.
Hacía mucho que no estaba ahí, supuso que se debía a eso.
De igual forma avanzó, aún con esa sensación extraña en su pecho y cruzó con cierto cuidado a través de la primera barrera de escombros que se interpuso en su camino; pudo ver de reojo que algunos de estos eran jeringas que seguramente habían sido utilizadas por drogadictos para suministrarse sustancias ilícitas, y por un momento temió que se tratara de una trampa y de alguna manera hubieran logrado involucrar a All Might en ella; sin embargo, su tensión se disipó cuando apreció, a lo lejos, cerca de una pila de neumáticos -curiosamente, ordenada-, la figura escuálida del más viejo.
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Desapego || Dkbk-Bkdk
FanfictionLas consecuencias de sus acciones fueron devueltas con el golpe de palabras simples y respetuosas. Palabras que le condenaron a cuestionarse todo lo que podría ser y todo lo que un día llegó a ser. Y pese a todo, la vida da vueltas. Tantas que a vec...