Deseado

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Jungkook ya estaba sonriendo mientras estacionaba su auto frente a la

pintoresca casita que él y Taehyung habían comprado juntos hacía tres

semanas atrás. Era mucho más pequeña que la anterior -la que él les había

dado a Nancy y a Taeyang- pero se sentía más como un hogar. Jungkook ni

siquiera podía explicar por qué esta casa le gustaba mucho más que su

antigua casa.

Sospechaba que podría ser porque él y Taehyung la habían comprado juntos -

para ellos-. La idea lo calentaba tanto por dentro que ni siquiera sentía el

viento frío de febrero.

Joder, a veces se sentía tan culpable por ser feliz alejado de su hijo y de

Nancy. Parte de él los extrañaba, pero vivir con Taehyung era todo lo que él

ni sabía que deseaba. Había algo sobre compartir una casa con Taehyung que

se sentía dolorosamente bien y perfecto. Incluso el pensar en

Taehyung esperándolo en casa mejoraba su humor enormemente. Taehyung

por lo general llegaba a casa después que él, pero esta vez el entrenador

había hecho un entrenamiento más largo.

Jungkook abrió la puerta y entró en la casa. Se deslizó fuera de su chaqueta y

pateó sus botas antes de entrar en la sala de estar.

Taehyung estaba tumbado en el sofá, un par de gafas de montura fina

reposando en su nariz mientras leía algo en su tablet, un pequeño surco

entre sus cejas oscuras. Llevaba un grueso suéter azul que parecía cómodo y

pantalones de chándal grises. Jungkook quería treparse en él.
Así que lo hizo. Jungkook corrió y saltó sobre él.

Taehyung no parecía impresionado.- Jodido infierno... casi me rompes las

costillas.

-Oh, Cállate. ¡No peso nada! -Jungkook enterró su cara en el suéter de

Taehyung y suspiró feliz. Realmente era tan suave e increíble como él había

esperado.

Taehyung soltó un bufido.- Sí, setenta y tres kilos de nada.

-Setenta y tres kilos de fabulosidad.

Aunque no podía ver a Taehyung, sabía que estaría rodando sus ojos.

-Yo estaba trabajando, -Taehyung dijo enfáticamente.

-Estás en casa y mañana es tu día de descanso.

-Sabes que estamos cortos de personal por la crisis de lesiones.

Jungkook hizo una mueca. Era un eufemismo. El club nunca había tenido a

tantos jugadores lesionados al mismo tiempo.

-Kook, yo estaba trabajando, -Taehyung dijo de nuevo.
-Sí, pero ahora estoy aquí.

Taehyung se rió, sus largos dedos acariciando la nuca de Jungkook.- Eres

imposible.

Los dedos de los pies se le cerraron por el afecto y el amor no disimulado en

la voz de Taehyung.- Enserio, -murmuró y levantó la cabeza para mirar a

Quizás algo enfermizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora