Para cuando James dejó su habitación y fue hacia la cocina la mañana
siguiente, Nhoa ya estaba allí, haciendo el desayuno para ellos.—Buenos días, —dijo James.
—Igual, —Nhoa murmuró sin voltearse. Era un día de descanso para
ambos -el próximo partido de la Premier League estaba a pocos días de
distancia- pero Nhoa parecía tener prisa, completamente absorto en preparar los omelets para ellos.O fingiendo estar absorto.
James se sentó a la mesa y miró la espalda de Nhoa. Había pensado
que él sería quien se suponía se sentiría incómodo, no Nhoa.—¡Desayuno! —Nhoa anunció, un poco demasiado alto, poniéndole el
plato de James frente a él antes de sentarse también.Bien.
Comieron en silencio. Nhoa mantuvo los ojos en el plato. O el rostro de él estaba enrojecido por el calor de la cocina o estaba sonrojado.
Por fin, James bajó su tenedor.— Muy bien…
El timbre sonó.
—Debe ser Nancy, —dijo Nhoa, el alivio evidente en su voz. La silla se
cayó cuando se puso de pie.—¿Nancy?
—¿Lo olvidaste? Ella traerá a Liam hoy. —Nhoa enderezó la silla antes
de dejar la cocina.Realmente lo había olvidado. Se suponía que Nhoa tendría a su hijo cada
dos semanas: ese fue el acuerdo al que él y Nancy habían llegado.
James permaneció sentado. Él no estaba realmente ansioso por ver a Nancy, por decirlo ligeramente.“Sabes que nunca podría amarte del modo en que me ama. Nunca serías suficiente para él. ¿No ves lo que estás ocasionando para hacer algo que él no quiere?”
James agarró su taza y se tragó su café. Estaba caliente y le quemó la
garganta, pero apenas podía sentirlo.“No hay nada más patético que un hombre gay suspirando por un hombre heterosexual y en pareja.”
Las quejas a gritos del bebé le hicieron estremecerse.
—¡James! —Nhoa corrió a la cocina, llevando al bebé llorando en sus
brazos. Se lo veía al borde del pánico.—¿Qué está mal?
—¡Está llorando!
James rió.— Es un bebé. Los bebés lloran.
—¡Él no me quiere! —Nhoa dijo por sobre el llanto del bebé.— Estoy
seguro de que ni siquiera me reconoció. Él no sabe que soy su papá.—Definitivamente él tiene tus pulmones, —James dijo secamente.
Nhoa lo miró, pero sus labios se torcieron hacia arriba. Luego volvió a
mirar al bebé.— ¿Cómo hacemos para que deje de llorar?—¿Parezco un experto en bebés? —Pero James se paró y caminó
acercándose.—Eres un doctor.
—De adultos.
—Aun así. Tú lo sabes todo.
—Me halaga mucho que pienses eso, pero... —James frunció el ceño,
viendo la cara enrojecida del bebé.— Creo que lo estás sosteniendo mal. Lo
estás apretando demasiado fuerte. Afloja el agarre…—Entonces tómalo. —Nhoa puso el bebé en los brazos de James.
—Con cuidado, —dijo James, acercando al niño hacia su pecho.— Él no es
una pelota de futbol. —Bajó la vista hacia el bebé.— ¿No es así Liam? Dile
a tu papá que no eres una pelota.
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Quizás algo enfermizo
RomanceNoah Greyhound, un joven futbolista en ascenso, se encuentra en una relación entre el amor y la amistad con James Akershus, el médico del equipo. A pesar de que para el mundo exterior son solo buenos amigos, la confusión de Noah sobre lo que realmen...