Tras varios años estando solo, wilbur cree que es momento de tomar los consejos de sus amigos y empezar a darse una oportunidad para conocer a alguien.
Claro que, no esperaba que ese "alguien" fuera el peculiar y carismático maestro de su hijita ta...
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Semanas pasaron, y quackity no podía estar mucho más feliz. Es decir, ¿¡Porqué no habría de estarlo!? Tenía al mejor novio del mundo, y a una niña a la cual ya consideraba como su hija; había estado conviviendo con ellos mucho tiempo, cenaban juntos en casa de Wilbur, salían los fines de semana, veían películas entre semana... no podía desear nada más que esto, la paz y alegría que había perdido hace años, finalmente la había vuelto a encontrar.
Ese día en particular como ya era costumbre, quackity se llevó a tallulah consigo a casa de roier, pues Wilbur al estar trabajando y ya tenerle muchísima más confianza al azabache, permitía estos cuidados. Claro que, lo ideal sería que quackity llevara a tallulah a su propia casa.. pero lo cierto era que quackity no había pisado la misma en un buen rato. Desde la discusión con su madre esa casa quedó abandonada por completo.. no se sentía con los ánimos ni con la voluntad de volver, pese a ser suya.
"Hey, estás muy serio, todo bien?" —preguntó el de bandana, a quien se le podía destacar una barriguita un poco más formada.
"Ah si, todo en orden, solo, pensando tonterías como siempre. Tu estas bien? Necesitas ayuda con algo?" —preguntó, tratando de cambiar el foco de atención en el hacia roier. Este notó sus intenciones, pero lo dejó pasar.
"Bueno, pues ya que andas de generoso vente, ayúdame con la comida y a desempacar compras" —el azabache suspiró cansado, riendo bajo junto a su hermano mientras iban a la cocina.
Tallulah y Bobby se quedaron solos en la sala, en silencio, en diferentes sillones, cada uno parecía en su propio mundo. Digamos que.. no se habían llevado tan bien; Bobby era muy ruidoso e hiperactivo, le gustaba gritar, jugar, hacer bromas y demás, contrario a tallulah quien no soportaba los ruidos fuertes, no le gustaba hacer muchas cosas, ella podría fácilmente hacerse pasar por un maniquí. Ambos vibraban en sintonías muy contrarias, y la única cosa que parecía ahora unirlos.. eran sus padres.
"Te gustan los videojuegos?" —preguntó de la nada el niño castaño en un intento de hacer el ambiente un poco menos incómodo para ambos, lo que hizo a la contraria verle.
"Nop. Me gusta dibujar, y a ti?" —preguntó de vuelta. El contrario asintió.
"A mi igual! Siempre que voy a casa de mi madrina pintamos y es súper divertido, una vez ella me manchó mi ropa con la pintura y yo le llene la cara de pintura azul, no se lo pudo quitar en días. Quedé castigado pero valió la pena, fue un día divertido" —explicó, cosa que hizo a la niña reír bajo.
"Eres el tipo de niño que se mete en problemas seguido verdad?"
"Si, me gusta jugar mucho, aunque mi papá cellbit siempre me regañe, pero papá roier siempre me defiende diciéndole que debo agarrar fuerzas, así que me deja explorar siempre" —una gran sonrisa estaba en su rostro, y tallulah no pudo evitar alegrarse por el— "aunque, bueno, papá ro ya no me hace tanto caso como antes, no desde que esta con mi nuevo hermano, o hermana, no se que sea"
